(L521) La investigación (1959)
Stanislaw Lem, La investigación (1959)
Segunda novela que os
traigo de este ingenioso escritor polaco. Stanislaw Lem
(1921-2006) ha sido uno de los autores más originales de la
ciencia-ficción mundial. Está considerado como uno de los mayores exponentes del
género y uno de los pocos escritores que siendo de habla no inglesa ha
alcanzado fama mundial. En el blog comentamos en su momento su aclamada Solaris
(1961).
Argumento: el
inspector general Sheppard se entrevista con cuatro hombres: el inspector
Farquart, el teniente Gregory, el médico forense Sörensen y el científico
doctor Sciss. Los ha reunido para explicarles un caso que empezó con el informe
del encargado del depósito de cadáveres de la localidad de Egender en el que se
quejaba al comandante del puesto de policía local de que alguien tocaba de
noche los cuerpos y estos aparecían movidos.
Unos días más tarde tuvieron
otra denuncia de Planting. El cuerpo yacía boca abajo dando la impresión de que
aquel hombre había resucitado, o así lo creía su familia. Los chismorreos se
extendieron por las localidades de la región, y se recordó que lo de encontrar
por la mañana los cuerpos en posiciones distintas la gente lo venía hablando
desde hacía cierto tiempo.
En el mes siguiente
desparecen tres cadáveres de los depósitos de Spittoon, Treakhill y Londres. El
teniente Gregory prosigue con las explicaciones. El forense Sörensen confirma
que el depósito estaba cerrado y el teniente dice que nadie pudo esconderse en
el local puesto que en los armarios no cabía ni un niño pequeño.
La siguiente desaparición
ocurrió en Lewes. Un obrero portuario murió en un accidente de coche y un tal
Burton murió en su casa de un infarto. Cuando llevaron el cuerpo de Burton al depósito tuvieron
que apartar el cadáver del obrero. Uno de los empleados de la funeraria
desplazó el cuerpo del obrero, porque le estorbaba, afirmando que el cadáver no
estaba frio.
El doctor Sciss explica
que su método de investigación clásico (huellas, buscar móviles, etc.) fracasó
rotundamente por lo que decidió emplear el estadístico, es decir, la cantidad
de cosas y fenómenos que acompañaron a casi todos los casos. 1) Los cadáveres
quedaron en diversas posiciones. 2) Todos los cuerpos pertenecían a hombres
muertos en la flor de la vida. 3) Alguien se había preocupado de cubrir el
cuerpo con algo. 4) Fueron siempre cadáveres no sometidos a disección y, hasta
cierto punto, no dañados. En todos los casos no habían transcurrido desde la
muerte más de treinta horas. 5) Todos los casos, menos uno, ocurrieron en un
depósito de una población pequeña donde el acceso, por regla general, es fácil.
Sciss localiza en un mapa
las poblaciones del sur de Inglaterra trazando círculos concéntricos teniendo
en mente las variables de días, distancia y aumento de temperatura. Encuentra
el centro geométrico del fenómeno en los terrenos pantanosos y yermos de
Chinchess…
Comentario:
el
libro es una mezcla de novela
policiaca y de ciencia-ficción en proporciones mayores para la primera. La
agudeza, la cultura y originalidad de los argumentos empleados por Stanislaw
Lem en La investigación (Śledztwo) nos
deja atrapados como “moscas a la miel” a los lectores curiosos. ¿Qué lector no
es curioso? Siempre queremos saber. Ese es uno de los motivos por los cuales
leemos.
El punto fuerte de esta
novela está en la creación del ambiente de la investigación. El inicio resulta
prometedor, pero el lector pronto se da cuenta de que, pese a la
espectacularidad del inicio, los cadáveres paseantes son sólo una excusa para
desarrollar temáticas más profundas.
Entre los temas tratados están:
la diferencia entre realidad y alucinación, las investigaciones científicas
sobre el “coeficiente de correlación de las defunciones súbitas con las manchas
solares”, se plantea los límites del conocimiento humano: ¿Hasta dónde puede llegar
la ciencia? ¿Hasta dónde podemos saber? «entia
non sunt multiplicanda praeter necessitatem»; el “jugar a ser dios” (en clara
referencia a Frankenstein o el moderno
Prometeo (1818) de Mary Shelly) e incluso ciertas reflexiones matemáticas
sobre el azar y la probabilidad.
El final es un final
abierto que deja al lector con ganas de que la historia continúe. Me esperaba algo más de la novela, sobre todo cuando el prometedor inicio te atrapa de esa forma tan contundente.
En cambio el final se diluye, como los azucarillos en el agua, como si fuera
una resultante más de los movimientos brownianos.
BIBLIOGRAFÍA
Stanislaw Lew, La investigación, Bruguera, Barcelona,
1986.
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