(L578) El paraíso en la otra esquina (2003)

Mario Vargas Llosa, El Paraíso en la otra esquina (2003)

Otra novela que comento de Mario Vargas Llosa (Arequipa, 1936). Me gusta su prosa, sus ideas liberales en cuanto a las costumbres, pero no sus ideas políticas; sobre todo cuando dijo que “había que votar, pero votar bien”. Siempre se vota bien don Mario, cada uno según sus convicciones.

Argumento: el 12 de abril de 1844 Flora se embarca camino de Auxerre. Su padre había sido Mariano Tristán, español del Perú, y ella recuerda que su madre le contaba que la familia vivió una época de esplendor antes de caer en la penuria por la muerte prematura del padre de una apoplejía fulminante el 4 de junio de 1807 cuando ella apenas tenía cuatro años.

“¿Qué habría pasado si el coronel don Mariano Tristán hubiera vivido muchos años más? No hubieras conocido la pobreza, Florita. Gracias a una buena dote, estarías casada con un burgués y acaso vivirías en una bella mansión rodeada de parques, en Vaugirard. Ignorarías lo que es irse a la cama con las tripas torcidas de hambre, no sabrías el significado de conceptos como discriminación y explotación. Injusticia sería para ti una palabra abstracta. Pero, tal vez, tus padres te habrían dado una instrucción: colegios, profesores, un tutor. Aunque no era seguro: una niña de buena familia era educada solamente para pescar marido y ser una buena madre y ama de casa. Desconocerías todas las cosas que debiste aprender por necesidad. Bueno, sí, no tendrías esas faltas de ortografía que te han avergonzado toda tu vida y, sin duda, hubieras leído más libros de los que has leído. Te habrías pasado los años ocupada en tu guardarropa, cuidando tus manos, tus ojos, tus cabellos, tu cintura, haciendo una vida mundana de saraos, bailes, teatros, meriendas, excursiones, coqueterías. Serías un bello parásito enquistado en tu buen matrimonio. Nunca hubieras sentido curiosidad por saber cómo era el mundo más allá de ese reducto en el que vivirías confinada, a la sombra de tu padre, de tu madre, de tu esposo, de tus hijos. Máquina de parir, esclava feliz, irías a misa los domingos, comulgarías los primeros viernes y serías, a tus cuarenta y un años, una matrona rolliza con una pasión irresistible por el chocolate y las novenas. No hubieras viajado al Perú, ni conocido Inglaterra, ni descubierto el placer en los brazos de Olympia, ni escrito, pese a tus faltas de ortografía, los libros que has escrito. Y, por supuesto, nunca hubieras tomado conciencia de la esclavitud de las mujeres ni se te habría ocurrido qué, para liberarse, era indispensable que ellas se unieran a los otros explotados a fin de llevar a cabo una revolución pacífica”. (p. 15-16).

Flora Tristan (1803-1844)

Flora ha viajado a Auxerre para hablar delante de un auditorio de cerrajeros, carpinteros y talladores para convencerles de que se afilien a La Unión Obrera porque juntos podrían conseguir más cosas, frente a los patronos y los ricos, que cada uno por separado. En las ciudades que visita trata de entrevistarse con los periódicos, los grandes propietarios y las autoridades eclesiásticas para explicarles sus ideas de igualdad de raíz cristiana.

Paul había llegado a Papeete “en el amanecer 9 de junio de 1891, luego de una travesía de dos meses y medio desde que zarpó de Marsella, con escalas en Aden y Noumea, donde debió cambiar de barco. Cuando pisó, por fin, Tahití acababa de cumplir cuarenta y tres años. Traía consigo todas sus pertenencias, como para dejar claro que había acabado para siempre con Europa y París; cien yardas de tela para pintar, pinturas, aceites y pinceles, un cuerno de cacería, dos mandolinas, una guitarra, varias pipas bretonas, una vieja pistola y un puñadito de ropas usadas. Era un hombre que parecía fuerte –pero tu salud ya estaba secretamente minada, Paul–, de ojos azules algo saltones y movedizos, boca de labios rectos generalmente fruncidos en una mueca desdeñosa y una nariz quebrada, de aguilucho predador”. (p. 23).

(Paul Gaugin, Manao Tupapau (El espíritu de los muertos vela), 1892. Museo Albright-Knox, Buffalo)

Paul ha llegado enfermo a la isla, unos días después del agotador viaje ha tenido una crisis con vómitos de sangre. Se ha instalado en el barrio chino por ser el más barato. Al poco tiempo se pone a vivir con Tili Pechitos una mestiza de neozelandés y maorí que ofrecía sus servicios en la Plaza del Mercado. Nunca más fue invitado por las familias de la sociedad colonial. Se fueron a vivir a Mataiea donde empezó a pintar con verdadera furia creativa. A los ocho meses ha pintado treinta cuadros pero ninguna obra maestra.

Cansados uno del otro Titi lo abandona. Pasado un tiempo se busca una mujer. Teha’amana una joven maorí de trece años que hablaba un francés dulce. Muchas veces recordaría esos primeros meses de vida conyugal como los mejores que pasó en Tahití y acaso en el mundo.

Comentario: curiosa novela donde Vagas Llosa nos narra la vida de la primera feminista, Flora Tristán y de su nieto, el pintor Paul Gauguin. ¿Qué une a estos dos personajes, aparte de los lazos sanguíneos? La búsqueda del Paraíso en la tierra. Flora para sus obreros y Paul para sus pinturas.

Lo que nos muestra Vargas Llosa en la novela es «la tradición de la ruptura». Lo que define a la vida contemporánea es su obsesiva necesidad de romper con lo establecido, de dar otra vuelta de tuerca a lo heredado. Flora lo hace en el campo político y Paul en el artístico.

Ambos rompen con la tradición heredada. “Son dos transgresores del aparatoso orden, dos excéntricos de sus propias vidas, dos apasionados y trágicos protagonistas del siglo XIX, dos utópicos y dos utopistas que buscaron el paraíso como huida de sí mismos. Las dos utopías –la solidaria y reivindicativa de Flora, la estética y radical de Paul– se cumplieron. Pero era una cuestión de tiempos. Y no estarían allí para verlo”.

La documentación del libro es exhaustiva y precisa. Además la capacidad de fabular de Vargas Llosa es prodigiosa logrando trasladarnos a la Francia de 1844 i al Tahití de 1892 como si fuéramos una especie de viajeros del tiempo. “el autor consigue crear un clima, rodear un ambiente, amueblar una época para narrar, con la retórica precisa de la narración de ideas, asuntos de trascendencia ideológica, estética, moral, política y hasta religiosa como es el fundamento y origen de la utopía”. Si dejamos aparte sus ramalazos políticos, Vargas Llosa es siempre un valor seguro en la lectura.

BIBLIOGRAFÍA

Juan Cruz, El paraíso, en efecto, está en la otra esquina, El País, 03/11/2011.

Luis Quintana Tejera, El paraíso en la otra esquina. Mario Vargas Llosa: Concepción del Paraíso y el recurso axiológico de la temeridad, Espéculo. Revista de estudios literarios. Universidad Complutense de Madrid, 2008.

Fernando R. Lafuente, ¿Es aquí el Paraíso?, Revista de Libros, 01/06/2003.

Mario Vargas Llosa, El Paraíso en la otra esquina, Alfaguara, Madrid, 2003.

Comentarios

  1. Jajaja!! M'encanta el comentari dels octogenaris.​

    A mi també m'agrada molt Vargas LLosa.

    Com estàs? Com va tot? ​Espero que et vagis refent mica en mica.
    Una abraçada!

    Maite Q.

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