(L579) El libro de las banderas de los Campeones (1242)
Ibn Sa’īd al-Magribī, El libro de las banderas de los Campeones
(1242)
Esta antología de la
poesía árabe fue compuesta, “con algo de precipitación y algunas
inexactitudes”, por Ibn Sa’īd al-Magribī
(Alcalá la Real, 1213-Tunez 1275). El que este escrito haya llegado a
nuestros días es un milagro que explico a continuación.
Emilio
García Gómez (1905-1995), el traductor del mismo, compilador y creador del
abundante aparato crítico nos explica que durante su estancia en El Cairo
(1927-1928), Ahmed
Zéki Pacha le obsequió con una copia manuscrita de las fotografías
completas de esta obra y le autorizó para obtener, a su vez, algunas copias
fotográficas de sus fotografías, además de orientarle en su interpretación. El
libro de las banderas de los Campeones (Kitāb
rāyāt al-mubarrizīn wa-gāyāt al-mumayyizīn) llegó a nuestros días por esta
afortunada sucesión de casuales acontecimientos.
Ibn Sa’īd salió de
al-Ándalus alrededor de los treinta años de edad y no volvió a ver más tierra
occidental que Túnez, sede entonces de los primeros y brillantes hafşīes
independientes y punto de atracción de los mejores espíritus del decaído
al-Ándalus.
Nacido en Alcalá la Real
recibió Ibn Sa’īd esmerada educación en Sevilla y ocupó algunos cargos
correspondientes al rango de su encumbrada familia. Viajó con su padre a
Oriente, con el objeto de realizar la peregrinación a la Meca. En el Cairo
trabó conocimiento con importantes personajes, entre los cuales figuraba Mūsà
b. Yagmūr, a quien dedica el Rāyāt,
quien era un mecenas espléndido a la vez que persona ilustrada. No es pues
extraño que lo tomase bajo su protección ni que éste correspondiese a ella
dedicándole trabajos literarios, como la presente antología.
La obra está dividida en
dos partes: la primera dedicada a España, y la segunda, “al otro lado estrecho
(al-´idwa), es decir a la Berbería.
La primera parte se subdivide en cuatro secciones: las tres primeras dedicadas
a las tres partes de España (occidental, central y oriental), y la cuarta, a la
isla de Ibiza, por no encontrar en las otras Baleares ningún poeta digno de
mención. La parte dedicada al Occidente de la península (Andalucía baja,
Extremadura, Portugal) comprende 43 poetas y 78 fragmentos poéticos. La parte
dedicada al Centro (Córdoba, Toledo y el Reino de Granada), comprende 53 poetas
y 138 fragmentos poéticos. La parte dedicada al Oriente (Murcia, Valencia y
Aragón) comprende 20 poetas y 47 fragmentos. La parte dedicada a Ibiza no
comprende más que un solo poeta y un solo fragmento. Dentro de cada parte la
clasificación es por ciudades, la ciudad por categorías sociales (reyes, visires
y secretarios, magnates, jurisconsultos, gramáticos, eruditos y poetas) y
dentro de cada categoría social por siglos. Las indicaciones biográficas de
cada poeta y los comentarios a los trozos insertos son, por lo general,
brevísimos.
Como se ve por lo dicho,
el rāyāt al-mubarrizīn constituye un
resumen utilísimo de la poesía arábigo-andaluza desde los tiempos del Califato
de Córdoba (siglo X), hasta mediados del siglo XIII. Nos dice Emilio García
Gómez que la obra “adolece de importantes defectos, debidos algunos de ellos a
la rapidez con que fue compuesta”. Los temas más frecuentes de los mismos son
el vino, el erotismo y la naturaleza.
Fragmentos:
Sevilla (Magnates)
El
ilustre magnate Abū Ahmad Ibn Hayyūn.
“Contóme mi padre que fue acusado en Sevilla de rebelión en tiempos de Yūsuf
b. ‘Abd al-Mu’min y tuvo que huir de ella.
[17]
Era tan blanca, que la juzgaría una perla que casi se fundía con nombrarla.
Pero
tenía las dos mejillas –blancas como el alcanfor‒ puntuada de almizcle.
¡Encerraba toda la beldad y aun algo más!
Una
vez que sus lunares se hubieron metido en mi corazón tan hondo como yo me sé,
le dije:
«
¿‒Es que toda esa blancura representa todos tus favores y esos puntos negros
algunos de tus desdenes?»
Me
contestó: «‒Mi padre es escribano de los reyes y, cuando me he acercado a él
para demostrarle mi amor filial,
temió
que descubriese el secreto de lo que escribía, y sacudió la pluma, rociándome
el rostro de tinta».
Sevilla (Eruditos)
Al-Hayṯam B. Abī-l. Hayṯam. “El
mismo me recitó en Sevilla estos versos suyos.” Murió camino de Granada el
1232.
[30]
Es maltratado el pobre y, en cambio, las gentes obstruyen por completo la
puerta del rico. ¡Tal es la decisión del destino!
Los
hombres son como las mariposas, que acuden a dondequiera que aparecen las
lámparas de los dinares.
Badajoz (Secretarios)
Abū-l-Hasan B. Sa’īd
hermano de Ibn al-Qabturnu, secretario del rey al-Mutawakkil.
[64]
Me acordé de Sulaymà cuando el ardor de la lid era como el ardor de mi cuerpo
en el momento en que me separé de ella.
Creí
ver entre las lanzas la esbeltez de su talle, y, cuando se inclinaron hacia mí,
las abracé.
Badajoz (Poetas)
Ibn Ŷaj al-Şabbāg al-Isbīlī o al-Batalyawsi.
“Mi padre me contó haber oído decir de él que era analfabeto; no sabía leer ni
escribir. Figuró entre los poetas de al-Mu’tadid b. Abbãd”.
[65]
Cuando en la mañana de la separación nos detuvimos, llenos de tristeza por la
próxima ausencia,
vi
a lomo de los camellos las literas en que iban las mujeres, bellas como lunas,
cubiertas por los velos de oro.
Bajo
los velos, los escorpiones de los aladares reptaban sobre las rosas de la mejilla
fragante;
escorpiones
que no dañan la mejilla que huellan y, en cambio, pican el corazón del triste
enamorado.
Córdoba (Magnates)
El
visir, magnate y kātib Abū-l-Walīd Ahmad
ibn Zaydūn al-Majzumī. “Nació el 1003 y murió el 1070”.
[95]
Sé orgullosa, lo sufro;
pon
demora, tengo paciencia;
sé
altiva, me humillo;
aléjate,
te sigo;
habla,
te escucho;
manda,
obedezco.
El
magnate Kātib y literato Abu Yahya Abū Bãkr
b. Hišām. “El mismo me recitó estos versos”.
[96]
Me censuran porque amo la orgía y la copa, cuando ya ha aparecido la flor de
las canas en mi cabeza.
Más
tú ves que la rama cuando más necesita beber es precisamente en los días en que
aparece vestida con las flores.
Guadix (Poetisas)
Hamda,
hija de Ziyād, el maestro de literatura. “Mi padre
me recitó estos versos suyos, célebres en al-Ándalus”.
[166]
Cuando los calumniadores rehusaban todo lo que no fuera separarnos, sin que tú
ni yo pudiéramos tomar venganza de ellos;
cuando
lanzaron sobre nuestra buena fama el tropel de sus dicterios, y disminuyeron
con ello nuestros protectores y auxiliares,
yo
les combatí, desde los reductos de tus ojos, de mis lágrimas y de mi alma,
respectivamente, con espada, con torrente y con fuego.
Jaén (Eruditos)
Abū ‘Umar Ahmad ibn
Faraŷ.
“Formó parte de la corte literaria de al-Hakam II, por cuya orden murió en prisión
el año 976”.
[204]
Aunque estaba pronta a entregarse, me abstuve de ella y no obedecía a la
tentación que me ofrecía Satán.
Apareció
sin velo en la noche, y las tinieblas nocturnas, iluminadas por su rostro,
también levantaron aquella vez sus velos.
Mas
puse al precepto divino que condena la lujuria como chambelán que guardase las
puertas de mi pasión, para continuar siendo casto, conforme a mi naturaleza.
Y
así pasé la noche con ella como el pequeño camello, a quien el bozal impide
mamar.
Tal
un vergel, donde, para uno como yo, no hay otro provecho que el ver y el oler.
Que
no soy yo como las bestias abandonadas que toman los jardines como pasto.
Almería (Poetas)
Abū
‘Abd Allāh Muhammad Ibn Al-Haddād.
“Guadijeño, cortesano de al-Mu’tasim y Muqtadir; murió el 1087”.
[210]
Sé indulgente con tu hermano si te ofende, pues es muy difícil encontrar una
cosa perfecta.
En
todo hay algún defecto, y hasta la antorcha humea, a pesar de su claridad.
Valencia (Poetas)
Abū ‘Abd Allāh Muhammad B.
Gālib Al-Ruşāfī. “uno de los poetas que cantaron a
‘Abd al-Mu’min, cuando pasó a al-Ándalus. Murió en Málaga en 1177”.
[243]
Me decían, insistiendo en censurarme porque lo amo: «‒Si no te hubieses
enamorado de un muchacho vil, de baja condición...»
Yo
les contesté: ‒Si yo pudiese mandar en mi amor, tampoco lo querría; pero ese
poder no lo tengo.
Lo
amo por sus dientes como burbujas, por lo perfumado de su aliento, porque sus
labios son dulces y hechiceros sus párpados y sus ojos.
Es
una pequeña gacela (guzayyil) cuyos
dedos no cesan de moverse entre los hilos (gazl),
como mi pensamiento al verso, se mueve siempre entre galanterías (gazal).
Sus
dedos juguetean alegres con la lanzadera sobre el telar como juegan los días
con la esperanza.
Oprimiendo
la trama con sus manos o apretándola con sus pies, parece un gamo que se debate
preso entre las redes.
Denia (Poetas)
“El
mejor poeta de al-Ándalus en la descripción de flores, ríos y conos análogas es
Abū Ishāq Ibrāīm Ibn Jafāŷa”.
Alcira (1058-1138).
[253]
Un negro nadaba en una alberca cuya agua no ocultaba los guijarros del fondo.
La
alberca tenía la figura de una pupila azul, donde el negro era la niña.
Tudela (Poetas)
Abū-l-Abbās Ahmad b. ‘Abd Allāh
al-Tutīlī al-A’mā (El ciego). Murió el 1126.
[262]
Deja la riqueza para los que ya son ricos, pues es el campo donde luchan todas
las preocupaciones.
Desnúdate
de avaricia y de esperanza, pues la espada no corta sino estando desnuda.
Masila, posiblemente en la actual
Mauritania (Eruditos)
El
sabio y eminente magnate Abū ‘Ali
al-Hassan Ibn Rašīq. “Nació en la ciudad de Masila el 1000 y murió en
Sicilia el 1064” (Las fechas no son seguras).
[285]
Para mí, uno de los momentos más bellos de mi vida fue una noche en que
agotamos todos los pecados.
En
ella nos dedicamos por entero a alejar el sueño de nuestros párpados con perlas
rellenas de oro líquido,
inclinándonos
a besar las mejillas como pájaros hambrientos que bajan a picotear los granos
desparramados.
Bujía, ciudad de Argelia
(Secretarios)
El
magnate y kātib Abū ‘Alī ‘Umar Ibn
al-Qaffūn vivió en mi tiempo, pero no tuve relación con él.
[288]
¡Oh hijo de padres nobilísimos! Tus amigos estamos en un paraíso en el que
vemos lo que no hay en el Paraíso:
comemos
uvas mullābiyyas y bebemos vino
agrillo, a la sombra de una parra.
Así
pues, nuestra bebida es la hija, nuestra comida, la madre, y nuestro cobijo, la
abuela.
Qayrawān, ciudad de Túnez (Poetas)
Abū-l-Hasan ‘Alī b. Abd Allāh Al-Fatā
al-Kafīf (el joven ciego) Al-Huşrī. Murió en Tánger el año
1095.
[298]
Si es blanco el color de los vestidos de luto en al-Ándalus, cosa justa es:
¿No
me ves a mí que me he vestido con el blanco de las canas, porque estoy de luto
por la juventud?
BIBLIOGRAFÍA
Convertir una
fecha entre los calendarios musulmán y Gregoriano.
Ibn
Sa’īd al-Magribī, El libro de las
banderas de los Campeones,
Seix Barral, Barcelona, 1978.
Christine
Mazzoli-Guintard, Maria Jesus Viguera Molins, Literatura
y territorio: Madrid en el Mugrib de Ibn Sa’id (s. XIII), June
2018, Philologia Hispalensis 2(31).
Hanaa
Mohamed-Hammadi Mejdoubi, Ibn
Sa‛īd al-Magribī, Al-Mugrib fī ḥulà al-Magrib. Lo extraordinario sobre las
galas del Occidente islámico. El reino de Elvira y el reino Málaga: Estudio y
traducción anotada. Universidad de Córdoba, 2012.
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