(L600) La Cartuja de Parma (1839)
Stendhal, La Cartuja de Parma (1839)
Primer libro que comento
del escritor francés Henri Bayle, más conocido por Stendhal
(1783-1842). A pesar de ser una de sus obras más
conocidas y valoradas no me ha entusiasmado tanto como lo hizo, en su momento,
la lectura de El rojo y el negro (1830).
Argumento: Capítulo primero. Napoleón ocupa Milán
el 15 de mayo de 1796 poniendo fin al Milenasado, que fue el gobierno del
Imperio austríaco sobre la ciudad a través del archiduque Fernando (1754-1806).
“Los soldados franceses se pasaban el día riendo y cantando; tenían menos de
veinticinco años; hasta el punto de que se decía que su general en jefe, que
contaba tan sólo veintisiete, era el hombre más maduro de su ejército”. (p. 92)
“Los oficiales, en la medida de lo posible, fueron alojados en casas ricas;
tenían mucha necesidad de reponerse. A cierto teniente apellidado Robert, por
ejemplo, se le dio orden de alojamiento en el palacio de la marquesa del
Dongo”. (p. 92) La marquesa del Dongo estaba acompañada de su cuñada Gina del
Dongo.
“A los ocho días de esto
cuando quedó bien claro que los franceses no guillotinaban a nadie, el marqués
del Dongo regresó de su Castillo de Grianta, a orillas del lago de Como, donde
se había refugiado valientemente ante el avance del ejército, abandonando a los
azares de la guerra a su hermana y a una esposa tan bella”. (p. 95). “La
alegría desbordante, el jolgorio, la sensualidad y el olvido de los
sentimientos tristes, o simplemente razonables, rayaron a tal extremo desde
aquel 15 de mayo de 1796, fecha de la entrada en Milán de los franceses, hasta
abril de 1799, cuando fueron expulsados de la ciudad a raíz de la batalla de Cassano”.
(p. 96).
En este momento histórico
nace nuestro héroe Fabricio Valserra, segundogénito del marqués de Dongo. A los
trece meses de su expulsión los franceses volvieron a Italia. El muchacho
estudia con los jesuitas y es protegido por su tía Gina, condesa Petranera (más adelante marquesa de Sanseverina).
A los doce años lo reclama su padre el marqués.
Capítulo
segundo. En la localidad de Grianta su padre lo pone bajo la
tutela del abate Blanes que aunque no sabe mucho latín le transmite su ciencia
basada en premoniciones y señales para predecir el futuro. Asistimos a la gran
satisfacción del marqués con la derrota de Napoleón en 1813. Gina, después de
la muerte de su marido, vuelve al castillo de su hermano; allí realiza
excursiones con su cuñada y con su sobrino Fabricio en Crianta. Pasa el tiempo
y llega la noticia de la vuelta del Emperador (marzo de 1815). El joven
Fabricio entusiasmado con la noticia, al contrario que su padre el marqués,
decide alistarse.
Capítulo
tercero. Después de muchas peripecias Fabricio intenta unirse
al ejército que se aproxima a Waterloo. Tiene la fortuna de cabalgar junto a un
grupo de generales entre los que está el mariscal Michel Ney. La guerra no era
lo que él se había imaginado.
Capítulo
cuarto. A Fabricio le roban el caballo y se une al cabo
Aubry y a otros soldados que van en retirada. La cantinera y el cabo aconsejan
al joven lo que tiene que hacer. Fabricio se ve involucrado en una trifulca con
húsares y acaba herido.
Capítulo
quinto. Llega a una posada donde lo atienden y curan. Además
lo ayudan a huir cuando los prusianos vencedores quieren arrestarlo. Se
recupera en la ciudad de Amiens y cruza toda Francia de vuelta a casa pasando
por Suiza. Su madre la condesa y su tía le escriben advirtiéndole del peligro
ya que su hermano mayor lo ha denunciado como conspirador y emisario de
Napoleón. Ambas van en carruaje a Milán con Fabricio de incognito cuando
encuentran al General Conti y a su joven y bella hija Clelia Conti. Mientras,
el jefe de la policía de Milán, anda buscando a Fabricio.
Capítulo
sexto. La condesa de Pietranera, nuestra Gina, conoce al
Conde Mosca, Ministro de Ernesto IV de Parma, a quien no desagrada. Ella está
viuda y él separado de su mujer. Ambos solventan este inconveniente casándose
ella con un viejo rico que partirá como embajador al extranjero convirtiéndose
en la duquesa Sanseveria e instalándose en la corte de Parma. Pero la verdadera
pasión de Gina es la que siente por su sobrino Fabricio.
Comentario: La Cartuja de Parma es un verdadero
folletín novelesco, con amores, desamores, odios, batallas, política, intrigas palaciegas,
etc. Muy prolija toda ella en detalles pero después de tantas descripciones y
situaciones, que nos parece que se prolongan ab
aeterno, se produce un final apresurado y abrupto.
Merece destacarse la descripción
de la batalla de Waterloo, excelentemente narrada en los capítulos III y IV. Es
como si te encontraras dentro de ella. Pero la acción se desarrolla en la
retaguardia. Es un pequeño fragmento de lo que ocurrió ante la imposibilidad de
captar el acontecimiento en su totalidad. Tanto es así que Fabricio se pregunta
varias veces “¿Pero he estado en una batalla?” Tolstoi admiraba esta parte y es
muy posible que le influenciara a la hora de escribir su novela Guerra y Paz (1869).
En toda la obra hay una
ironía y un sentido del humor admirable. La crónica de la sociedad de Parma no
deja de ser otra novela dentro de la novela. El propio Stendhal considera
inmorales a sus personajes y no comparte sus pasiones: “¿Por qué habría de
sentirse culpable el historiador que relata fielmente lo que ha contado, hasta
en los menores detalles? ¿Es culpa suya que los personajes, seducidos por
pasiones que él no tiene la suerte de compartir, incurran en acciones
profundamente inmorales?” (Capítulo V, 216). Además tiene horror a la
democracia y a cualquier que simpatice con ella lo califica de jacobino.
En su obra De l’amour Stendhal identifica cuatro
tipos de sentimientos amorosos de los cuales el amor-pasión nos ocuparemos a
continuación. Su teoría de la «cristalización», teoría según la cual el amor,
bajo el imperio de la imaginación, cubriría a la persona amada de perfecciones
que en realidad no posee, del mismo modo ‒explica Sthendal‒ que se transfigura
cubriéndose de diminutos cristales diamantinos, la rama de arbusto descarnada
que se abandona unos días en las minas de sal de Salsburgo. Pero esta
idealización lleva tarde o temprano la vuelta a la lucidez y a la
realidad. ¿Y entonces qué ocurre cuando
el amor-pasión desparece? ¡El desastre de la cruda realidad! El crítico Javier
del Prado adopta el término de “realismo romántico” para calificar a las
novelas de Stendhal.
La novela no gustó en su
tiempo. Ya que en 1830 su modernidad no fue comprendida por la subversión de
los roles tradicionales, masculinos y femeninos. Los críticos no terminaron de
entender a un Fabricio que llora, que es pasivo (femenino), que es espectador
en su ser profundo, y no actor, al contrario que su tía la duquesa, personaje totalmente
activo (masculino) y dueña completa, a través de sus decisiones, de su destino.
El propio Stendhal se da
cuenta casi al final de la obra de su pesadez: “Pero probablemente el lector
estará algo cansado de todos estos detalles de procedimiento, no menos que de
tantas intrigas cortesanas”. (Cap. XXIV, 585). Pues sí, el lector está cansado.
Como he dicho al inicio del comentario me esperaba algo más de la novela. Se
deja leer bien pero creo que a Stendhal hay que pedirle algo más. Por supuesto
que no es la novela más bella del mundo pero he disfrutado y aprendido con su lectura.
BIBLIOGRAFÍA
Italo Calvino, Por qué leer los clásicos, Tusquets,
Barcelona, 1992. (Sobre la obra de Stendhal y la Cartuja de Parma, págs.
124-145).
Pedro García Cuartango, «La cartuja de Parma»: la más bella
novela del mundo, ABC, 25/05/2018.
Javier González-Cotta, El síndrome de Fabrizio,
Diario de Sevilla, 09/09/2018.
Ernesto Salanova Matas, 7 notas sobre Stendhal y «La Cartuja
de Parma», Centro Virtual Cervantes, Los Cuadernos del
Norte, núm. 55, Septiembre de 1989.
Stendhal, La Cartuja de Parma, Cátedra, Madrid, 2002.
600 llibres al blog, felicitats!!! 🍾👏👏👏
ResponderEliminarJordi L.
Enhorabona, Tomàs! I en són 600 molt ben triats i comentats!!
ResponderEliminarUna abraçada,
Dolors P.
Hola Tomás,
ResponderEliminar600 libros comentados!!! no está mal.
Pues nada. A continuar con el blog...
¡Felicidades por el trabajo realizado! 😘
Maria G.