(L606) La vida líquida (2005)
Zygmunt Bauman, La vida líquida (2005)
Uno de los libros más
importantes de este sociólogo polaco. Zygmun Baugman (1925-2017)
con su fino análisis de la sociedad moderna en la que vivimos a la que él llama
“modernidad líquida” nos acercó al mundo post-covid que estamos viviendo (o
padeciendo) en la actualidad.
RESUMEN
Capítulo1. El individuo asediado. “Ser un
individuo es ser diferente a los demás”.
“El ser humano es la unidad más pequeña a la que puede atribuirse la
cualidad de «humanidad» de igual forma que un átomo de oxigeno lo es en la
química. “La afirmación «yo soy un individuo» significa que yo soy el único
responsable de mis virtudes y de mis fallos, y que es tarea mía cultivar las
primeras y arrepentirme de los segundos y ponerles remedio”.
“La lucha por la
singularidad se ha convertido actualmente en el principal motor tanto de la
producción en masa como del consumo de masas. (...) una economía de consumo
debe ser también una economía de objetos que envejecen con rapidez,
caracterizada por una obsolescencia casi inmediata y por una vertiginosa
rotación, así como de excesos y de despilfarro”. En esta carrera los eliminados
no dejan de aumentar. “No es de extrañar, pues, que la individualización tenga
sus detractores y sus descontentos”.
Al «aburguesamiento del
proletariado» de la sociedad estadounidense le ha sucedido la «proletarización
de la burguesía» debido a la caída de los ingresos de la clase media. “Cuando
mejor es la calidad de vida mayor es la «huella ecológica» que una ciudad deja
en el planeta”. “Así pues, la individualidad continúa siendo un privilegio y su
advenimiento se vive más como un presagio de la desaparición de las redes de
seguridad tradicionales que de la libertad de movimiento y elección”. La
perspectiva de extender el modo de vida de los enclaves privilegiados a la
totalidad del planeta es irreal.
El problema de la identidad,
el camino hacia ella es una batalla continua y una lucha interminable entre el
deseo de libertad y la necesidad de seguridad, agravada además por el miedo a
la soledad y el terror a la incapacitación. “El homo eligens y el mercado de artículos de consumo conviven en una
perfecta simbiosis”. Se necesitan el uno al otro. “Todo aumento de libertad
puede ser interpretación como una reducción de la seguridad y viceversa”. La
libertad sin freno de los poderosos de la globalización es su mejor seguridad.
Mientras que sus víctimas directas o colaterales sospechan que su mayor
obstáculo para ser libres radica en la inseguridad.
Capítulo 2. De mártir a héroe y de héroe a celebridad.
Frente al mártir antiguo el héroe se sacrifica con una finalidad, no esperan una
recompensa pero sí que su sacrificio valga la pena. El héroe moderno es aquella
persona que muere para asegurar la supervivencia de la nación. Los consumidores
actuales ya no necesitan héroes, ni el Estado actual tampoco. La sociedad de
consumo moderna líquida degrada los ideales a largo plazo y de totalidad ya que
busca la gratificación instantánea. En la sociedad actual, de nadie se espera
que se sufra dolor. Y si alguien lo sufre es considerada una víctima que puede
reclamar a los tribunales y obtener una compensación económica. La adoración de
los mártires o de los héroes ha sido sustituida por el culto a las celebridades
cuya oferta de famosos es prácticamente infinita.
Capítulo 3. La cultura: indisciplinada e imposible de
controlar. Los creadores de cultura han de convivir con los gestores si
quieren ver su obra finalizada y que ésta tenga algún contacto y cualquier
clase de efecto con la sociedad. “Un objeto es cultural si sobrevive a
cualquier uso que haya intervenido en su creación”. “El retraimiento con
respecto a la política y al ámbito público acabarán convirtiéndose en la
actitud básica del individuo moderno quien solo se revelará en privado, en los
encuentros cara a cara”.
¿Puede sobrevivir la
cultura al ocaso de la durabilidad primera víctima del triunfo de la sociedad
de consumo? La cultura contemporánea está cada vez más rendida al «síndrome
consumista» que gira en torno a la negación enfática de la dilación como virtud
y del «aplazamiento de la satisfacción» como precepto. (...) Ha situado al
valor de la novedad por encima de lo perdurable. Los artistas más
representativos del mundo moderno líquido son: Jacques Villeglè, Manolo Valdés,
Herman Braun-Vega, Robert Rauschenburg.
Capítulo 4. Refugiarse en la caja de Pandora o miedo y
seguridad en la ciudad. Nuestras perspectivas de vida son inestables, como
nuestros empleos, nuestros compañeros y nuestras redes de amigos. Nos amenaza
el cambio constante que no nos da paz ni descanso sino tensión continua.
Incapaces de aminorarlo nos centramos en aquello que podemos influir: la salud
y la seguridad (el miedo a sufrir robos o agresiones). La ciudad se ha
convertido en un lugar inseguro. Se han creado zonas residenciales de acceso
restringido, vigiladas. La alternativa a la inseguridad no es el paraíso de la
tranquilidad, sino el infierno del aburrimiento. El caso de la ciudad de
Estocolmo. Los lugares públicos reconocen el valor creativo y la mejora vital
que supone la diversidad.
Capítulo 5. Consumidores en la sociedad moderna
líquida. La sociedad de consumo justifica su existencia con la promesa de
satisfacer los deseos humanos. Si fuera así sería el fin de la sociedad, la
industria y los mercados de consumo. Para evitar esto hacen permanente la
insatisfacción. Toda promesa debe ser engañosa o exagerada para que prosiga la
búsqueda. El «síndrome consumista» ha degradado la duración de las cosas y ha
ascendido a la fugacidad. El «síndrome consumista» exalta la rapidez, el exceso
y el desperdicio.
La fama alcanza pronto su
ebullición y empieza enseguida a evaporarse. La moda que es obligado vestir se
vuelve anticuada. La identidad del individuo está condicionada por lo que
compra. Los matrimonios siempre tuvieron sus crisis. Hoy en día la diferencia
radica en “lo rápido que nos aburrimos de ellos”. La famosa crisis de los siete
años ya es historia. Se ha pasado al año y medio o dos años. El umbral de la
paciencia se ha rebajado.
El fitness. Luchar por la forma física significa no descansar nunca. Estar
en constante movimiento. Es una clase de obsesión adictiva. La grasa desempeña
un papel central en la incertidumbre que asedia a la mayoría de los
estadounidenses. Es la guerra cultural para el nuevo siglo. Este conflicto no
es más que una versión actualizada de la pugna entre libertad y seguridad. Y no
se vislumbra ninguna solución para dicha ambivalencia. Hay una separación entre
los perdedores y los ganadores del juego del consumo.
Tener niños es un gasto
constante. A diferencia de tiempos pasado el niño es hoy un consumidor puro y
simple que no aporta ingresos al hogar. Según el Dr. John Marsden eso que
llamamos «enamorarse» se reduce a una mera excreción de oxitocina y dura dos
años, el tiempo suficiente para tener hijos. El filósofo Simon Blackburn nos
habla del sexo recreativo sin más finalidad. El público ha acogido estas dos
ideas como valores. Los seres humanos han convertido sus relaciones en objetos
de consumo generando sufrimiento. Cada encuentro supone tanto una conclusión
como un nuevo encuentro. Buena parte de la historia moderna la sociedad moldeó
y preparó a sus miembros para el trabajo industrial y el servicio armado. Hoy
se moldea a los niños para que sean consumidores. Muchos padres consultan a sus
hijos antes de comprar un producto. Las grandes empresas son las que impulsan
el consumismo generando enormes efectos psicológicos (negativos).
Capítulo 6. Aprender a caminar sobre arenas movedizas.
La antigua sabiduría ha perdido su valor pragmático. En la sociedad líquida la
educación y el aprendizaje deben ser continuo e incluso extenderse toda la vida.
Hubo un tiempo en que un título universitario servía para la práctica una
profesión hasta la jubilación, pero eso ya es historia. Hoy en día uno ha de
renovar constantemente sus conocimientos, incluso cambiar de profesión. Los
gestores de recursos humanos se ha visto incapaces de prever lo que el «mercado
laboral» iba a necesitar cuando la «fuerza laboral» acabará su formación.
No se trata de adaptarnos
al ritmo acelerado de los cambios del mundo sino de hacer que el mundo
cambiante resulte más acogedor para la humanidad. El consumidor es un enemigo
del ciudadano. Abundan las señales de que la gente está dando la espalda a la
política que junto con la inactividad resulta un material excelente para
quienes desean ahogar la voz de la democracia.
Capítulo 7. Pensar en tiempos oscuros (volver a Arendt
y Adorno). El retraimiento con respecto a la política y al ámbito de lo
público se ha convertido en la actitud básica del individuo moderno quien se ha
alienado del mundo. La obsesión compulsiva por el cambio, ya sea físico
(cirugía estética) u organizacional. La felicidad humana ha sido considerada
una tarea colectiva (Ilustración) o una tarea privada individual. Para los
protagonistas de la primera opción el cambio era una operación única, un medio
para un fin, para los de la segunda el cambio es un fin en sí mismo que se
persigue a perpetuidad.
El mundo quiere que lo
engañen. La psicología del grupo siente una pasión extrema por la autoridad. El
éxito de la industria de la cultura de masas es que satisface su anhelo de
sentirse en terreno seguro. De ahí la dificultad en el desarrollo de individuos
autónomos e independientes que juzguen y decidan por sí mismos. El «pensamiento
radical» (Jean Baudrillard) no nace de la duda filosófica o de la utopía
frustrada sino que pasa directamente a cuestionar el mundo. El planeta ha
pasado de «tres mundos» a un «momento de globalización» donde se han
desintegrado las redes de seguridad habituales tejidas a partir de los lazos,
las obligaciones y los compromisos humanos. Lo que inspiró la proliferación de
sindicatos, sociedades de amigos y cooperativas de consumo fue la desaparecida
y añorada seguridad.
La globalización ha hecho
que el Estado-nación sea incapaz de intervenir políticamente en el flujo de
capitales y mercancías (por tanto ya no puede protegernos). El pensamiento
crítico tiene la esperanza de alcanzar un equilibrio aceptable entre libertad y
seguridad. La única manera de hallar soluciones eficaces a los problemas de
ámbito mundial es mediante la reforma del tejido de interdependencias e
interacciones globales. La forma que resulte no nos será familiar. Será
diferente a todo aquello a lo que nos habíamos acostumbrado.
Comentario: La vida líquida se ha convertido en un
libro clásico de la sociología moderna. Bauman pone el dedo en las
contradicciones que tiene la sociedad consumista. Pongo un ejemplo curioso: por
un lado la mayoría de libros que se publican son de cocina y por otra son
libros de cómo adelgazar. El resto de libros son de autoayuda para superar esta
dicotomía imposible, esta esquizofrenia vital.
La era post-covid será
más o menos así. Las personas ya no se definirán por los que son: “Ingeniero”
“Médico” “Funcionario” “Dependienta”, etc. Sino por lo que compran, por la ropa
que lleven, el modelo de coche, etc. Estar a la última en todo no es fácil, la
velocidad con que las modas se superan unas a otras es vertiginosa. No dejan
asentarse en la última. Siempre están en constante cambio y cada vez a más
velocidad.
Una vez destruida la
familia, lugar terrible y a veces opresivo pero también lugar que nos daba
seguridad y que era a su vez una red de protección, el individuo se queda solo e indefenso frente al mercado al que le interesa únicamente como consumidor.
Esta fragilidad de las
relaciones sociales en el mundo moderno (que nos lleva a la soledad y al
aislamiento) y en nuestra identidad en las redes sociales, nos inquieta y
Bauman supo nombrar lo que todos veían. No es un filósofo, es un sociólogo que
solamente nos muestra tendencias. Es decir, hacia dónde vamos, pero no qué va a
pasar.
Creo que por mi edad soy
una persona formada intelectualmente y socialmente en los modelos del siglo XX,
difícilmente voy, ni quiero, adaptarme a la era post-covid. No me importa estar
“pasado de moda”. Soy de pocas amistades y relaciones, pero estas son fuertes y
duraderas, y así pretendo seguir. Acabo el artículo diciendo de La vida líquida es un libro muy
recomendable para leer y que además nos ayuda a pensar.
BIBLIOGRAFÍA
Zygmunt Bauman, La vida líquida, Paidós, Barcelona, 2017.
Teresa Galeote, La
vida líquida, Nueva Tribuna, 21/10/2016.
Juan Pamies Alcubilla, ¿Personas
o consumidores? El individuo en la vida líquida, Sociología
inquieta, 19/04/2021.
Ricardo de Querol, Zygmunt
Bauman: “Las redes sociales son una trampa”, El País,
21/01/2016.
Adolfo Vásquez Rocca, Zygmunt
Bauman: modernidad líquida y fragilidad humana, Revistas UCM,
2008.
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