(L608) La acabadora (2009)

Michela Murgia, La acabadora (2009)

Una joven escritora sarda que he leído gracias a los Clubs de Lectura. Michela Murgia (Cabras, Cerdeña, 1972) nos habla en su novela de las curiosas tradiciones ancestrales de su tierra. Tradiciones de origen rural que se mantienen en la época contemporánea. El carácter insular de sus habitantes, y el sentirse sardos y no italianos, hacen que permanezcan lejos de los acontecimientos políticos y sociales que ocurren en la península italiana.

Argumento: Fillus de anima. Así es como llaman a los niños engendrados dos veces, por la pobreza de una mujer y por la esterilidad de otra. “Cuando la anciana se detuvo bajo el limonero a hablar con la madre de María. Anna Teresa Listru, la niña tenía seis años y era el error después de tres aciertos. Sus hermanas eran ya unas señoritas, así que ella jugaba sola en el suelo a hacer un pastel de barro amasándolo con hormigas y poniendo el esmero de una mujercita. (...) Cuando la niña levantó la cabeza del barro, vio a su lado a la tía Bonaria Urrai a contraluz, sonriendo con las manos apoyadas en su vientre seco, satisfecha por algo que Anna Teresa Listru acababa de darle. Qué era exactamente, María no lo comprendió hasta pasado un tiempo”.

“Durante algún tiempo María creyó que la tía Bonaria era modista. Cosía muchas horas seguidas y una habitación de la casa estaba siempre llena de retales y piezas de tela. Las mujeres acudían a que les tomara medidas para faldas y pañuelos, y a veces también los hombres para que les confeccionara pantalones y camisas de vestir. La tía Bonaria no hacía pasar a los hombres a la habitación de las telas, sino que los recibía en el salón, donde tenían que quedarse quietos de pie”.

“La primera vez que María se dio cuenta de que la tía Bonaria salía de noche tenía ocho años. Era a mediados del invierno de 1955, poco después de la Epifanía. Bonaria le había dado permiso para quedarse jugando hasta el toque del avemaría; luego la había acompañado a su cuarto para dar inicio a la noche anticipadamente, cerrando los postigos y llenando el brasero de tizones y ceniza caliente”.

Comentario: La Acabadora es una novela ágil que nos explica las curiosas costumbres de Cerdeña. Tales como la figura de los Fillus de anima, una adopción informal que se suele hacer entre familias con abundantes hijos y faltos de recursos y otras con abundantes recursos y faltos de hijos. También habla del fenómeno de las Acabadoras, personas que tradicionalmente ayudaban a morir, compasivamente, a aquellos que se encontraban en el final de sus vidas, evitándoles una agonía excesiva e innecesaria.

La novela está pesimamente traducida al castellano y contiene abundantes errores en la utilización de los adverbios de tiempo. No es una lectura que podamos destacar. Más bien ha servido de excusa para el debate. (25 de febrero de 2022).

Más interesante que el libro ha sido la visita de la enfermera y miembro del Comité de Ética del Hospital Mutua de Terrassa, Roser Font Canals, quien nos ha explicado cómo es el final de la vida de las personas en los hospitales y como ha influido la Ley Orgánica 3/2021 de Regulación de la Eutanasia. Según nos explicó es una ley muy garantista, la tiene que pedir el interesado y solamente en unos casos muy concretos. La solicitud pasa después por una Comisión y todo el proceso puede durar más de cuarenta días. En caso de que la persona esté impedida y no pueda comunicarse no se puede solicitar. Se tendría que haber hecho con anterioridad a través del Departamento de Salud o bien con una declaración de últimas voluntades ante un Notario.

Roser nos ha diferenciado muy bien lo que es una eutanasia activa de lo que es una sedación que se aplica a personas en fase terminal. Todo esto lo tuve que vivir en primera persona, hace medio año, con la muerte de mi madre. 

BIBLIOGRAFÍA

Víctor M. Amela, "En los pueblos sardos había una madre en cada esquina", La Vanguardia, 21/12/2011.

Michela Murgia, La acabadora, Salamandra, Barcelona, 2011. (Existe una traducción catalana de la editorial Proa).

Comentarios

  1. Es una pena que no se cuiden más las traducciones.
    Debisteis tener un buen debate en la sesión del club de lectura.
    Qué paséis un buen verano.
    Adelaida

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