(L670) La pasión según G.H. (1964)

Clarice Lispector, La pasión según G.H. (1964)

Hoy os traigo a una autora brasileña de ascendencia ucraniana. Clarice Lispector (1920-1977) no es una escritora al uso. Sus digresiones y su literatura del yo tienen un estilo y una voz propia. La lectura de sus obras requiere atención y paciencia.

Fragmentos: “La verdad carece de sentido, la grandeza del mundo me apoca. Aquello que probablemente pedí y que finalmente he logrado, ha hecho que me quede inerme como un niño que camina solo por el mundo. Tan inerme, que sólo el amor de todo el universo por mí podría consolarme y colmarme, sólo un amor tal que la célula primera misma de las cosas vibrase con lo que estoy denominando un amor. De lo que, en verdad, apenas llamo, pero sin saber su nombre”.

“Y en lo referente a los hombres y a las mujeres, ¿qué era yo? Siempre sentí una admiración extremadamente afectuosa por los modos y las costumbres masculinas, y sentía sin premura el placer de ser femenina, ser femenina también era un don para mí. Sólo tuve la facilidad de los dones, y no el horror de las vocaciones, ¿es eso?”

“Quién sabe si esa actitud o falta de actitud también está unida a que, al no tener ni marido ni hijos, no he necesitado, como suele decirse, mantener o romper cadenas: yo era continuamente libre. Ser continuamente libre también se veía favorecido por mi temperamento, que es fácil: como, bebo y duermo con facilidad. Y también, es evidente, mi libertad procedía de ser yo financieramente independiente”.

“Como yo, el apartamento tiene penumbras y luces húmedas, nada aquí es brutal; una habitación precede y prefigura la otra. Desde mi comedor veía yo los efectos de sombras que anunciaban la sala de estar. Todo aquí es la réplica elegante, irónica y graciosa de una vida que nunca ha existido en parte alguna: mi casa es una creación puramente artística”.

“El apartamento me refleja. Está en el último piso, lo que se considera un signo de elegancia. Personas de mi ambiente procuran vivir en lo que se llama «bajo los tejados». Es mucho más que una elegancia. Es un verdadero placer: desde allí se domina una ciudad. Cuando esa elegancia se vulgarice, yo, sin saber siquiera por qué, ¿me pasaré a otra elegancia? Quizá”.

“La habitación se diferenciaba tanto del resto del apartamento, que para entrar en ella era como si yo antes hubiese salido de mi casa y llamado a la puerta. La habitación era lo contrario de lo que yo había creado en mi casa, lo opuesto de la suave belleza que resultaba de mi talento para organizar, de mi talento de vivir, lo opuesto de mi ironía tranquila, de mi dulce y serena ironía: era una violación de mis comillas, de las comillas que hacían de mí una citación de mí. El cuarto era el retrato de un estómago vacío”.

Comentario: la novela publicada el año 1964 se llegó a calificar por la crítica como existencialista: “El despliegue del acto de ver, que direcciona la mirada hacia un foco específico y la redirecciona hacia el cuerpo propio, en esta novela constituye una anagnórisis. Un reconocimiento de la identidad del personaje G.H. a partir de otro, un otro que aparece representado por tres elementos: la foto, el mural y la cucaracha del armario”.

Resumiendo, la trama sería la siguiente: una mujer atractiva, inteligente y exitosa (no cuesta mucho pensar en la propia Lispector) se queda sola en su apartamento de una gran ciudad brasileña, así que aprovecha para hacer limpieza.  En el cuarto de la criada, que en sí es como un mundo aparte dentro de ese piso, abre un armario y se encuentra una cucaracha. Del susto cierra de golpe la puerta del armario, de tal manera que la atrapa, aplastándola, pero queda viva agitando patitas y antenas y segregando un líquido blanco repugnante.

La protagonista, en vez de huir, se queda sentada, contemplando la agonía del insecto, y esa contemplación le provoca un momento de revelación, una epifanía (como dicen ahora los modernos y los convictos por asesinato de las películas americanas). Acaba identificándose, de alguna manera, con el bicho agonizante, lo que conlleva un proceso de despojamiento de su propia circunstancia como ser humano y le permite acceder y comprender la esencia de la realidad del mundo en el que viven ambas, cucaracha y señora brasileña. El relato no deja de ser una búsqueda de sí misma. Aparece el miedo al dolor, a la muerte, el deseo de transcendencia o la comunicación con Dios.

En algunos fragmentos me parece ver la superioridad (o racismo) de la mujer blanca y bien posicionada, frente a la criada negra que arregló su cuarto: “El cuarto era el retrato de un estómago vacío”, es decir de una muerta de hambre. También en otro fragmento la llama “mulata agonizante”.

Si Gregorio Samsa se convierte en una cucaracha al despertarse en su cuarto en la Metamorfosis de Kafka, la protagonista lucha contra un enemigo ancestral que habita la tierra desde mucho antes de la existencia de los dinosaurios, y que seguramente seguirá habitándola cuando la especie humana se haya extinguido.

Para leer este tipo de libros, creo que uno tiene que desprenderse de sus prejuicios y creencias. Vaciarnos y entrar “vírgenes”, es un modo de decir, en su lectura. Para mi es la única forma de captar algo de su belleza. “Yo, que llamaba amor a mi esperanza de amor”.

BIBLIOGRAFÍA

Yurimia Boscan, El umbral como epifanía en La pasión según GH de Clarice Lispector, Revista Letralia, año XIII, nº 209.

Lucia González, La visión perturbadora en La pasión según GH, de Clarice Lispector, III Congreso Internacional de Cuestiones Críticas, Rosario, 2013.

Clarice Lispector, La pasión según G.H., El Aleph editores, Barcelona, 2005.

Jesús Prieto Rodríguez, La mirada como configuración del yo. Una lectura de La pasión según G.H (1964), Revista Amerika, nº 16, 2017.

Maider Tornos Urzainki, El devenir-animal en “la pasión según G.H.” de Clarice Lispector, Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco, Revista Arte y Política de Identidad, vol 16 / Jun.2017 145-160 pp.

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