(L177) Últimas notas de Thomas F. para la humanidad (1987)
Kjell Askildsen,
Últimas notas de Thomas F. para la
humanidad (1987)
El primer autor
escandinavo que comento en el blog está lejos de las modas de novelas
policiacas y de intriga al estilo de Stieg Larson o Henning Mankel. Se trata de
Kjell Askildsen (Noruega, 1929). Los temas de
los que se ocupa son: la vejez, el deterioro físico, la soledad, la proximidad
de la muerte (que siempre tarda en llegar demasiado), el abuso de poder y la
incomunicación. Comentaremos su relato breve Últimas notas de Thomas F. para la humanidad (1987).
Como dice Rocío
de Isasa, de la Editorial Lengua de Trapo que publica las obras de Askildsen en
castellano: “quien aún no haya leído nada de este escritor noruego, tiene que
ser advertido de que no encontrará bucólicos retratos de fiordos, ni una épica
narración, ni apasionados romances ni grandes tragedias. Encontrará, con una
gran economía de estilo, una profunda disección del alma humana a través de
personajes ordinarios y solitarios. Sus miedos, sus amores, sus temores, sus
infidelidades... se ven reflejadas en los cuentos de Kjell. Un retrato amargo y
cínico de la humanidad: “Si uno dejara de albergar esperanzas, se ahorraría un
montón de decepciones”, dice el protagonista de Últimas notas de Thomas F. para la humanidad.
En su escritura
se refleja la voluntad de no decir nada del aspecto físico de las personas, o
de su edad, excepto cuando refleja cómo el personaje se percibe a sí mismo, y
en no amueblar las habitaciones de sus relatos. Para algunos esa economía de
palabras es calificada como minimalismo.
El mundo ya no
es lo que era. Ahora, por ejemplo, se vive más tiempo. Yo tengo ochenta y
muchos, y es poco. Estoy demasiado sano, aunque no tenga razones para estar tan
sano. Pero la vida no quiere desprenderse de mí. El que no tiene nada por qué
vivir, tampoco tiene nada por qué morir. Tal vez sea ese el motivo.1
Kjell fue
prohibido en la Biblioteca pública de su ciudad natal (Mandal), tal vez,
pienso, por haber sembrado el desasosiego entre sus lectores.
Cuando morimos,
al menos dejamos de contradecirnos, dije, aunque no esperaba que entendiera el
sentido de mis palabras. –Perdone –repitió-, tal vez le haya ofendido, no ha
sido mi intención. –No me ha ofendido. –Bien. Podría usted haber sido
religioso. Yo tenía una hermana que creía en la vida eterna. ¿No le parece el
colmo de la vanidad?2
A pesar de su
sarcasmo tiene algunos relatos donde resalta un agudo sentido del humor, como
por ejemplo el titulado El punto de apoyo.
Y a pesar de su
fama, Kejll no se considera un ser asocial, sino poco social: “Hay muchos
escritores con talento que escriben porque no tienen grandes dotes para
conversar y relacionarse. Necesitan expresarse y lo hacen a través de la
escritura. Yo estoy a gusto conmigo mismo en soledad. Pero eso no quiere decir
que no me relacione con gente”. Y efectivamente, como dice Rocío de Isasa que
lo ha tratado: “aunque de sus cuentos, poblados por personajes solitarios,
misántropos y fríos, uno espere un escritor extraño, ajeno al mundo, Kjell
Askildsen transciende a su obra. Es agradecido, generoso, humilde y tolerante.
Cálido cuando la ocasión lo requiere. La ficción es ficción”.
NOTAS:
1. Kjell Askildsen, Últimas notas de Thomas F. para la humanidad, Lengua de Trapo, Madrid 2006, p. 11
2. Ibídem,
p. 13; 112
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