Películas para indignarse con el confinamiento por el Covid-19
Como el confinamiento
parece que será largo, casi eterno, aquí tenéis unas películas para sobrellevar
mejor los días de encierro. Tienen en común, como antes pasó con los libros, que
su escenario es un confinamiento, un encierro obligado producido por una peste,
una epidemia o una catástrofe apocalíptica con muchas similitudes a lo que
estamos viviendo estos días.
El ser humano es un
animal social y este confinamiento y falta de contacto interpersonal que
incluya la corporeidad, ‒darse la mano, un abrazo‒, nos va a hacer mucho daño a
nivel psicológico y cognitivo. Este “estado de shock” será muy propicio para
que aceptemos medidas restrictivas a nuestra libertad individual con más
conformidad.
1)
La ventana indiscreta (Rear Window, 1954) de
Alfred Hitchcock. La película se desarrolla en el patio
interior de un pequeño edificio de grandes ventanas. Prácticamente todos pueden
verse unos a otros si lo desean siempre que no bajen las persianas.
El aventurero y fotógrafo
profesional LB "Jeff" Jefferies (James Stewart) se está recuperando
de una pierna rota. Está confinado en una silla de ruedas en su bonito departamento
de Greenwich Village. Están pasando
una ola de calor, Jeff mira a sus vecinos a través del teleobjetivo de su
cámara, ya que éstos mantienen sus ventanas abiertas por las altas temperaturas.
Observa a una extravagante bailarina a la que apoda "Miss Torso"; una
mujer soltera de mediana edad que él llama "Miss Lonelyhearts (corazón
solitario)"; un compositor-pianista talentoso, soltero y de mediana edad;
varias parejas casadas, una de ellas recién casadas; una escultora; y Lars
Thorwald (Raymond Burr), un vendedor ambulante de joyas con una esposa postrada
en cama.
Su sofisticada y bella
novia, Lisa Fremont (Grace Kelly), lo visita periódicamente, al igual que la
enfermera de su compañía de seguros, Stella (Thelma Ritter). Stella quiere que
Jeff se establezca y se case con Lisa, pero Jeff no está muy convencido; y es
que las mujeres sofisticadas (Lo digo por las pocas que he conocido, porque no pertenecen
a mi mundo ni mi nivel económico me lo permite) son muy caprichosas y dan mucho
trabajo.
Esta película viene “al
pelo” por nuestra situación actual. El protagonista no puede salir de casa en
cuarenta días, hasta que se le suelde el hueso roto. La situación es la excusa
ideal para que todo “cotilla” o “fisgón” pueda observar la vida de sus vecinos,
“la vida de los otros”. Claro está que a veces puedes ver cosas que no deberías
haber visto. Y hasta aquí puedo contar.
2)
La invasión de los ultracuerpos
(Invasion
of the Body Snatchers, 1956) de Don Siegel. El
protagonista es el doctor Miles Bennell (Kevin McCarthy), un médico de
provincias que regresa al pueblo de Santa Mira tras un congreso médico. Al
llegar se encuentra con una situación extraña: algunos de sus pacientes acuden
a él asegurando que un pariente cercano (cónyuge, padre o hermano) no es quien
dice ser, que tiene su apariencia y sus recuerdos, pero que carece de afectividad.
Al cabo de uno o dos días ese mismo paciente acude a la consulta asegurando que
todo ha vuelto a la normalidad y que no hay nada de qué preocuparse.
Bennel recibe la
llamada de un amigo que, sin darle demasiados detalles, le pide que acuda a su
casa. Al llegar, el amigo y su mujer le muestran un extraño cadáver: un cuerpo
con la complexión de un adulto, pero sin rasgos definidos, ni tan siquiera
huellas dactilares. Poco a poco van descubriendo que los habitantes de Santa
Mira están siendo sustituidos por réplicas que nacen en unas misteriosas
vainas, sin procedencia verificable; una invasión invisible e implacable en
toda regla.
La crítica, en su
momento, tacho la película de anticomunista. El enemigo (extraterrestre o
comunista) permanece oculto, actuando en la sombra y, tal vez, pueda tratarse
de alguien muy cercano, quizá un familiar, por lo que hay que desconfiar
siempre de todo y de todos y no bajar nunca la guardia.
Esta paranoia la
podemos comparar con la que existe ahora con el coronavirus. Basta ir a por un
medicamento a cualquier Farmacia o toser un poco en la calle. Nos advierten
para que no te cruces con nadie, no hables, no pasees, no salgas de casa, que
vayas a comprar solamente lo imprescindible. ¡Basta ya de tanto acoso
mediático-científico!
3)
El séptimo sello (Det
sjunde inseglet, 1957) de Ingmar
Bergman. La película se desarrolla a la vez en dos planos,
el real y el alegórico de la lucha del caballero con la Muerte. Antonius Block,
un caballero cruzado, regresa con su escudero Jöns a su pueblo natal, en
Suecia, después de diez años de ausencia en las Cruzadas. Se encuentra con una
comarca diezmada por la peste. La figura de la Muerte se le aparece para
reclamar su vida. Antonius decide retar a la Muerte a una partida de ajedrez, y
con ello ganar tiempo para así encontrar un acto cuya ejecución le dé sentido a
su vida antes de morir.
¡Cómo me fascinó esta
película en mi juventud! Aquella partida de ajedrez ante la muerte y que Max
Von Sydow, recientemente fallecido, no podía ganar de ninguna forma. Cuando yo
tenía doce o trece años dieron un ciclo de Bergman proyectando la mayor parte
de su filmografía en la 2 de TVE. Las películas eran versiones originales
suecas subtituladas al español. Mis padres aburridísimos y desconcertados se iban
a dormir y me dejaban solo en el sofá ante la televisión. Allí vi: asesinatos,
violaciones, incestos, mujeres desnudas, sexo, crisis matrimoniales y a los
protagonistas hacerse muchas preguntas filosóficas que se ha hecho el hombre
desde el principio de los tiempos y que no parece que tengan respuesta. Pues
bien, esto también fue parte de mi formación.
4)
El ángel exterminador (1962) de Luis
Buñuel. Un grupo de burgueses de la Ciudad de México es
invitado a una cena en la mansión de los Nóbile, después de asistir a la ópera.
Mientras, los sirvientes y los cocineros sienten muchos deseos de abandonar la
mansión y se marchan. Al terminar la cena, los invitados se dan cuenta de que
no pueden salir de la habitación por una razón misteriosa totalmente desconocida,
aunque aparentemente no hay nada que lo impida. A medida que van pasando los
días, el alimento y la bebida empiezan a escasear, los anfitriones y los
invitados enferman, la basura se acumula y duermen donde pueden. A partir de
ese momento, la etiqueta, las buenas costumbres y la cordialidad poco a poco se
acaban perdiendo y los burgueses se comportan como auténticos salvajes.
Curiosa película que de
joven no entendí demasiado bien. Nos basta el confinamiento actual que sufrimos
para captar todos los matices del film, también lo absurdo del encierro que
lleva dentro de sí la historia. Nuestro “Ángel exterminador” parece ser que es
el Covid-19 y por supuesto nuestros gobernantes.
5)
Fahrenheit 451 (1966) de François
Truffaut. La película se sitúa en una sociedad posterior al
año 2010, en donde la tarea de los bomberos ya no es la de apagar incendios
sino la de quemar libros, ya que, según su gobierno, leer impide ser felices a
los hombres porque los llena de angustia; al leer, empiezan a pensar, analizan
y cuestionan su vida y la realidad que los rodea. El objetivo del gobierno es
impedir que los ciudadanos tengan acceso a los libros, pues vela para que éstos
no cuestionen sus acciones y rindan en sus trabajos.
En este contexto se
encuentra Guy Montag (Oskar Werner), un bombero que en principio no cuestiona
estas leyes y está dispuesto a cumplirlas. Durante el transcurso de la película
Montag conoce a una muchacha, Clarisse McClellan (Julie Christie), quien le
cuenta que a ella y a su familia los consideran "antisociales” porque
piensan por sí mismos. Al principio, Montag la tacha de loca, pero es esa joven
la que empieza a generar en él la duda sobre si verdaderamente es feliz, además
de despertar su curiosidad sobre los libros que quema. Montag comienza a leer,
y esto implica no sólo ir contra las leyes que antes no ponía en tela de
juicio, sino que comienza a darse cuenta de la realidad que lo rodea, de la
infelicidad en la que está inmerso, tanto en su vida laboral como matrimonial.
Extraordinaria película
a la que Truffaut supo dotar de una ambientación futurista lineal y aséptica,
que potencia la sensación de frialdad en las relaciones de los personajes. El
film todavía se deja ver con gusto y produce mucha inquietud. Nos recuerda las
grandes quemas de libros realizadas por los nazis. Muy poético el final cuando
encuentran el bosque de “los hombres libro”. También es muy recomendable leer
la novela de Ray Bradbury en la que está basada.
6)
El último hombre vivo (The Omega Man, 1971) de Boris
Sagal. Durante una terrible guerra entre la URSS y China,
como parte de los ataques bacteriológicos se ha liberado un virus que acaba
siendo mortal, y que ha exterminado a la población mundial. Robert Neville
(Charlton Heston), un científico militar de la ciudad de Los Ángeles, había
preparado a tiempo una vacuna que se inyectó y que le salvó de la muerte. Han
sobrevivido también unos centenares de individuos que se llaman a sí mismos La familia, liderados por Jonathan
Matthias (Anthony Zerbe), a los que los agentes biológicos les han causado una
hipersensibilidad a la luz, por lo que se esconden durante el día en el
subsuelo de la ciudad, y salen a la superficie durante la noche. Sienten la
necesidad psicótica de acabar con todo lo que tenga que ver con la ciencia y la
tecnología, a las que consideran causantes de la guerra. Por ello, cada noche
intentan entrar en el lugar donde vive Neville para matarlo, pero éste se
atrinchera y se defiende con todos los medios a su alcance.
La vi muy jovencito
(tenía once años) y me impresionó. La película a ojos de un adulto hoy sería
malucha, de serie B, como La fuga de
Logan (1976) que comento a continuación. Cada domingo Neville se vestía de
gala y preparaba una suculenta cena, descorchaba una botella de buen vino y se
sentaba a la mesa. Era importante no caer en la desidia y no perder los buenos
usos sociales. Frente a él estaba sentado un maniquí femenino con la que
conversaba. Otra de sus actividades era jugar solo al ajedrez. Pues bien, quien
me iba a decir que estos últimos domingos iba yo a repetir las mismas acciones
‒solo me falta el maniquí‒. Los puntos de conexión entre el pasado y el
presente, como decía Steve Jobs, han acabado por unirse.
7)
La fuga de Logan (Logan's Run, 1976) de Michael
Anderson. Es el año 2274, una catástrofe ha diezmado la vida
en la Tierra. Algunos supervivientes viven en una cúpula gigantesca (Dallas
Market Center, derruido en 2006) construida por sus
antepasados en las cercanías de la ex capital de Estados Unidos, que los tiene
aislados del mundo exterior. El mantenimiento de la vida está a cargo de
computadoras, y los habitantes llevan una vida dedicada al ocio y el placer.
Para mantener estable el número de habitantes, la reproducción se realiza por
clonación, pero la longevidad está limitada a los 30 años de vida. Llegada
dicha edad, hay que someterse a una ceremonia semirreligiosa llamada el Carrusel que se celebra en un anfiteatro,
para desaparecer flotando en el aire entre las aclamaciones de los otros
habitantes más jóvenes. En el Carrusel, existe la esperanza del Renacimiento,
la creencia de que si un ciudadano ha obedecido las leyes se reencarnará en un
clon que le sustituye (parecida a la creencia en la reencarnación hindú). Si
alguien desobedece, por el contrario, se considera que "desaparece para
siempre".
Pero algunos ciudadanos
quieren vivir más tiempo y no tener que someterse al suicidio voluntario e
intentan huir. Las computadoras que rigen la ciudad han creado una especie de
policía para evitarlo compuesta de ciudadanos a los que se conoce como Vigilantes.
¿Cómo puedes obligar a
alguien a morir a los treinta años? Yo me sentía cómplice y simpatizante de los
fugados. Seguramente vista con los ojos de hoy es una película tan infumable
como la anterior. Lo que nos pasa actualmente es que nadie quiere morir, ni
siquiera a los noventa años. La salud se ha convertido en la nueva religión,
los médicos de bata blanca en los nuevos sacerdotes y los Hospitales en las
nuevas iglesias.
8)
Matrix (1999) de los hermanos Wachowski
(Cuando se rodó la película eran hombres, hoy son mujeres. Cosas de los
americanos.). Thomas A. Anderson (Keanu Reeves) es programador informático de
día y un jáquer llamado Neo de noche. Lleva toda su vida intuyendo que hay algo
más, que hay algo que falla en la vida que lleva y esa duda se ve reafirmada
con un mensaje recibido en su computadora: «Matrix te posee». Así, Neo comienza
la búsqueda desesperada de una persona de la que solo ha oído hablar: otro jáquer
llamado Morfeo (Laurence Fishburne), alguien que puede darle la respuesta a las
preguntas que persigue: ¿qué es Matrix? y ¿por qué lo posee?
Morfeo y su equipo, al
darse cuenta de que sus enemigos están buscando a Neo, deciden entrar en
contacto con él. Trinity (Carrie-Anne Moss), amiga de Morfeo, lo conduce hasta
él. Pero para obtener las respuestas que busca debe renunciar a su vida
anterior y a todo lo que había conocido hasta ahora. El símbolo de dicho
proceso es aceptar tomar una píldora roja; en cambio si toma una píldora azul ésta
lo devolverá a su mundo actual sin que recuerde nada de lo sucedido. Neo acepta
tomar la pastilla roja para descubrir que es en realidad Matrix. ¡Ay la
curiosidad humana!
De la película se
hicieron dos continuaciones: The Matrix
Reload (2003) y The Matrix
Revolutions (2003) ambas prescindibles. Realidad, ficción y sueño se
mezclan entre sí logrando atrapar a espectador y que éste se formule preguntas:
¿Vivimos en un sueño? ¿La realidad es realidad tal y cómo la conocemos o es una
simulación? ¿Nos controlan sin que nosotros lo sepamos? A mi entender la
película es una atractiva actualización del “mito de la caverna” platónico que
está explicado en su obra La República,
fragmentos 514a-521c. y cuya lectura resulta muy interesante e instructiva.
9) La doctrina del shock (The Shock Doctrine, 2009) de Michael
Winterbottom. Es
un documental basado en el libro de Naomi Klein del mismo título. Su argumento es
que el capitalismo neoliberal se alimenta de los desastres naturales, de la
guerra y el terror para establecer su dominio. En ese “estado de shock” la
población será más partidaria de que alguien ponga “orden” aunque se le pida a
la población que realice enormes sacrificios; limitando su libertad y sus
derechos individuales a cambio de seguridad.
10)
La teoría sueca del amor (The
Swedish Theory of Love, 2015) de
Erik Gandini. En Suecia, la mayoría de los beneficios
del estado de bienestar están conectados con el individuo y buscan promover su
autonomía individual, mientras que en otros países las instituciones del estado
de bienestar están más centradas en los hogares. En Suecia esta ideología se
llamó “individualismo de estado”. La película examina de qué manera esto ha
afectado a la sociedad sueca desde los años sesenta.
Internacionalmente Escandinavia es vista como “la sociedad perfecta”, un modelo a seguir, un
ejemplo de los mayores logros que los humanos pueden alcanzar... ¿Es esto
cierto? El documental
trata de penetrar en las grietas de esa perfección escandinava y de examinar
los lados disfuncionales de esta sociedad en apariencia tan perfecta.
Es un perturbador
documental sobre la tremenda soledad a la que ha llevado ese nefasto
experimento de la socialdemocracia sueca, a la que yo tenía idealizada, hasta hace
unos años. Sin lugar a dudas necesitamos autonomía personal pero no es menos
cierto que el contacto y la relación con “el otro” son fundamentales para un
adecuado desarrollo psicológico y emocional de la persona.
A
modo de conclusión: como recapitulación a este artículo, sobre
películas y al anterior sobre libros para afrontar el confinamiento, quiero
remarcar que las películas de miedo o de terror siempre se han propagado mejor
y han tenido un excelente caldo de cultivo en tiempos de crisis. El pánico, lo
sabemos todos, paraliza y hace que tengas menos capacidad de respuesta, menos
capacidad de defensa ante los abusos del poder. Como dice la filósofa
Marina Garcés, “el control social será uno de los grandes ganadores de esta
pandemia”.
Hay muchos científicos
a favor del confinamiento pero otros muchos de nivel mundial que son contrarios
y a los que no se les ha escuchado. Por ejemplo a Wolgang Wodarg,
epidemiólogo y expresidente de la Comisión de la Salud del Consejo de Europa; Manuel
Elkin Patarroyo, descubridor de la vacuna contra la
malaria; Pablo
Goldsmith, prestigioso virólogo; Luis
Enjuanes investigador del CSIC, por citar solamente unos cuantos
y no extenderme en demasía. Nuestro planeta es víctima de un nuevo fenómeno
sociológico, el acoso científico-mediático al ciudadano.
Para Emilio Lledó (29/03/2020) “el ciudadano debe ser capaz de plantearse las preguntas propias de una mente libre: quién nos dice la verdad, quién nos engaña, quién quiere manipularnos”.
Para Emilio Lledó (29/03/2020) “el ciudadano debe ser capaz de plantearse las preguntas propias de una mente libre: quién nos dice la verdad, quién nos engaña, quién quiere manipularnos”.
Las preguntas que os formulo son estas, pero si no os gustan, puedo haceros otras como diría mi admirado Groucho
Marx:
a) La gripe estacional
del año 2018 afectó a 800.000 españoles y dejó 15.000 muertos. ¿Os llegó alguna
noticia? ¿Alguna alarma o alerta se disparó? ¿Los servicios sanitarios se
declararon desbordados? Entonces todos los años deberíamos vaciar los
supermercados.
b) La famosa alarma de
la gripe A del año 2009 hizo ganar millones a la industria farmacéutica.
¿Sabéis que ha producido la décima parte de muertes que una gripe estacional
“normal”?
c) Hay que tener
cuidado con el coronavirus y tomas medidas de protección adecuadas, racionales
y proporcionales, pero ¿Ello justifica el confinamiento de personas y ciudades
instalando una histeria colectiva?
d) ¿El miedo no es una
plaga en sí? La calma no vende mascarillas, respiradores, ni provoca un gasto
descomunal en vacunas. ¿Evitar la enfermedad para convertirnos a todos en
enfermos?
e) ¿Por qué mueren
tantas personas en Italia y España en comparación con Alemania o Corea? ¿No
será que nuestro, tan cacareado, sistema de salud es de cartón piedra? Basta con
ver las estadísticas del número de camas
y ucis
por países para entenderlo. Otro sapo que nos han colado, como en su
momento fue lo del “Rey campechano”. Llevamos años de recortes sociales y
sanitarios. Ahora es cuando se han notado más.
f) En Europa hay
800.000 muertes al año por contaminación ambiental. ¿Dónde ha sonado la alarma
que no la he oído?
g) ¿Quién puede medir
los daños psicológicos, emocionales y físicos de mantener a una población
aislada y lejos de sus seres queridos? ¿Cómo ha afectado esto a nuestro sistema
inmune?
No me deja de
sorprender de qué manera tan fácil nos hemos dejado quitar las libertades
básicas de golpe y porrazo. Libertades y derechos constitucionales que nos han
costado décadas y generaciones conseguir y a las que todo el espectro político
de izquierdas se le llena la boca a la hora de defenderlas.
Estamos inmersos en una
sociedad distópica en la que la tecnología servirá (sirve) para vigilar,
controlar, someter y confinar a la población en vez de para mejorarles sus
vidas.
Y mientras consumimos
terror y miedo a través de las plataformas televisivas, y aceptamos toda esta
locura y nos vamos preparando para la próxima alarma que justifique un
siguiente estado de encierro, el ejército ocupa tranquilamente las calles.
FILMOGRAFÍA y
BIBLIOGRAFÍA
Michael
Anderson, La fuga de Logan, MGM, USA,
1976, 120 minutos.
Javier Aymat, La histeria interminable, Diario Tierra, 22/03/2020.
Ray Bradbury, Fahrenheit 451, Minotauro, Barcelona, 2019.
Luis Buñuel, El
ángel exterminador, México, 1962, 93 minutos.
Juan Cruz, Géraldine Schwarz: “La espiral de pánico es peligrosa”, El País, 06/04/2020.
Juan Cruz, Géraldine Schwarz: “La espiral de pánico es peligrosa”, El País, 06/04/2020.
Erik Gandini, La
teoría sueca del amor, Suecia, 2018, Documental, 90 minutos.
Marina Garcés, El
control social será uno de los grandes ganadores de la pandemia, El
Diario de la Educación, 02/04/2020.
Alfred Hitchcock, La ventana
indiscreta, Paramont Picture, USA, 1954, 112 minutos.
Naomi Klein, La doctrina del shock, Planeta,
Barcelona, 2012.
Concepción Pérez
García, Matrix. Filosofía y Cine,
Madú Ediciones, Asturias, 2006.
Françoise Truffaut, Fahrenheit 451,
Universal Pictures, RU, 1966, 112 minutos.
Hermanos
Wachowski, Matrix, Warner Bros, USA, 1999,
131 minutos.
Boris Sagal, El último hombre vivo, Warner Bros, USA,
1971, 98 minutos.
Don Siegel, La invasión de los ladrones de cuerpos, Walter
Wanger Productions, USA, 1956, 80 minutos.
Tomàs,
ResponderEliminarQuan estava confinat a la caserna, durant el servei militar,
vaig llegir, en VO, brave new world, d'Aldous Huxley,
molt recomanable.
De rear window, una escena en que es baixa el gosset amb una cistella lligada a una corda, s'ha fet viral una foto del confinament actual, però amb menys "glamour"
https://www.schnauzi.com/senora-desliza-perro-balcon-atado-correa-no-salir-calle-cuarentena/
https://jnpickens.files.wordpress.com/2014/08/fire-escape.jpg
He vist la majoria de les pelis que suggereixes, les més modernes no.
records
JL
Quiero hacer unos comentarios a algunas de las preguntas que planteas Tomás.
ResponderEliminara) La gripe estacional del año 2018 afectó a 800.000 españoles y dejó 15.000 muertos. ¿Os llegó alguna noticia? ¿Alguna alarma o alerta se disparó? ¿Los servicios sanitarios se declararon desbordados? Entonces todos los años deberíamos vaciar los supermercados.
Esta información veo que varia depende quién la pública. Está claro que los laboratorios ven incrementadas sus grandes ganancias con nuevas vacunas. Cada uno puede sacar sus propias conclusiones. No soy partidaria de las vacunas por desconfianza. Eso no quiere decir que esté en contra.
c) Hay que tener cuidado con el coronavirus y tomas medidas de protección adecuadas, racionales y proporcionales, pero ¿Ello justifica el confinamiento de personas y ciudades instalando una histeria colectiva?
No, no creo que lo justifique..... pero, en teoria, si confiáramos plenamente en nuestros gobiernos y especialistas sanitarios, cosa que dudo, y ellos determinan que ha de haber un confinamiento total, no deberíamos entrar en pánico. Simplemente estaríamos convencidos que es la mejor opción.
El problema reside en la desconfianza, ganada a pulso, por todos ellos. Sin distinguir colores. Al hilo de la muerte de Aute, ya él en 1979 ( creo) hizo una canción que se titulaba: La belleza habla sola. Premonitoriamente de los políticos de entonces; una estrofa dice:
"Míralos como reptiles, al acecho de la presa, negociando en cada mesa maquillajes de ocasión. Siguen todos los raíles que conduzcan a la cumbre, locos porque nos deslumbre su parásita ambición. Antes iban de profetas, y ahora el éxito es su meta; mercaderes, traficantes, más que nausea dan tristeza, no rozaron ni un instante la belleza".
Un abrazo,
Ana C.
M'agrada molt el teu comentari Ana C.
EliminarMe gustaría añadir que se puede confiar en los científicos tanto como en cualquier otra persona; lo que no debería hacerse es creer, para eso ya estaba la religión.
Suficientes científicos de talla discrepan de la versión oficial de los virus y de la pandemia de SARS-CoV2 pero no se oye su voz pues los medios de comunicación están politizados como bien se pudo comprobar con el tema del "proces".
Por otro lado ya se sabe suficiente de los intereses que predominan en la ONU, eliminación del dinero físico, teletrabajo, reducir la movilidad, acceso a toda nuestra información, vacunarnos masivamente, revolución industrial 4.0, implementación del 5g, etc. Y están dispuestos a hacerlo todo en unos pocos años.
En 2019 los supuestos benefactores de la humanidad ya practicaron un simulacro de pandemia global por un coronavirus. Ellos mismos lo anuncian en una web. "201 event"
Me dezoriinoo!
Salut.
Manel B.
Quin article més interessant Tomàs!
ResponderEliminarEstic convençut que en aquest Estat ens estant bombardejant informativament amb el covid-19 com en pocs altres.
Hem de recordar que junt amb Itàlia som els països pobres més grans d'Europa. Arruïnats i sense teixit tecnològic i empresarial potent ( de nou recordo aquelles grans paraules "España va bien"), fills del totxo i el turisme, ara necessitem reestructurar el país com cap altre...i ho estàn fent a base d'hòsties amb aquesta eina nova anomenada pandèmia, dissenyada per la OMS després de llargues discussions com molt bé explica en Germán Velázquez, exdirector de l'agència pel medicament de l'OMS. Aquell any, el 2009, quan el Wolgang wodarg va dir que amb aquelles modificacions es podria declarar pandèmia fins i tot els esternuts.
Salut companys.