(G193) Osmosis (Barcelona)
Restaurante Osmosis (Barcelona)
Para despedir el curso decidimos
comer mi hermano y yo; ponernos al día de nuestras últimas novedades y contarnos
nuestros planes vacacionales, eso sí, todos ellos pendientes de un hilo por el
Covid-19.
Osmosis,
Carrer Aribau, 100, 08036 Barcelona, es un restaurante que practica una cocina
de producto sin carta. Menús degustación nuevos cada dos semanas, con o sin
maridaje, según el mejor producto de temporada y con un toque creativo y
personal.
El restaurante posee varios menús degustación. Nos decidimos por el corto de cinco platos que nos pareció suficiente. Los entrantes fueron unos raviolis de pollo con salsa curry y un carpaccio de salmón con salsa de mango. Bastante conseguidos.
1.- Sopa de cerezas con apio cuajado y sardina ahumada (foto). Plato bueno y estéticamente vistoso.
2.- Arroz de sepioneta
con alioli de cardamomo (foto). El
arroz en su punto y las sepionetas, casi a la brutesca, excelentes.
3.- Raya con ragú de
pies de cerdo y pil pil de rúcula (foto).
Plato suave y meloso.
4.- Foie gras con
águila ahumada, melocotón y aceite de Módena (foto). Su ensamblaje de sabores perfecto. Sin duda el mejor plato
del menú juntamente con el arroz.
5.- El postre consistió
en Texturas de piña, estragón y helado de pepino (foto). Muy refrescante, apropiado
para una calurosa tarde de verano.
Para acompañar el menú
elegimos un par de copas de Marko (Gure Arbasoak) 2018 (foto).
Se trata de un txacoli, de las variedades: Hondarribi Zuri, Petit Mansenq, Hondarrabi zuri zerratie. En nariz muestra
aromas de manzana madura y pera, con toques florales. En boca tiene un sabor
ahumado, mineral y de un final largo y complejo. Los viñedos se
encuentran en Kortezubi, un pequeño pueblo de Vizcaya cercano a la costa.
Para acompañar toda la
comida elegimos, un poco por azar y ante la inutilidad de las propuestas del
sumiller, la Ola del Melillero 2017 (foto).
D.O. Sierra de Málaga. Un Pedro Ximenez (85%) combinado con Moscatel (15%) de
la estupenda bodega Victoria Ordoñez e hijos. Es un vino blanco seco de color
amarillo pajizo, en nariz huele a flores blancas, es equilibrado, redondo y
untuoso a la vez. Su final tiene un punto amargo que nos recuerda la presencia
del moscatel. Se sirve bien frío y es ideal para acompañar pescados, mariscos,
arroces, verduras y carnes blancas.
La experiencia podría
haber sido mejor si el camarero/sumiller no hubiera querido imponernos sus
vinos, biodinámicos, naturales pero desgraciadamente imbebibles. Tendría que
haber estado más atento a nuestros gustos y sugerencias y no haber hecho el papel de un
simple y "pesado" comercial.
Durante el menú nos
sirvieron un excelente pan de magnifica corteza y miga compacta amenizado con
un aceite de oliva, “no embotellado”, y tres sales, una de ellas australiana
muy original. Para terminar un par de buenos cafés descafeinados con hielo (foto).
Precio Menús 28/48/60/72 euros + bebidas. Fecha de la
visita el 2 de julio de 2020.
PUNTUACIÓN: 6,5-7
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