(L562) Que se mueran los feos (1948)

Boris Vian, Que se mueran los feos (1948)

Sigo comentando novelas del polifacético escritor francés Boris Vian (1920-1959). Me gustan mucho sus novelas policiacas escritas bajo el seudónimo de Vernon Sullivan, un supuesto escritor afroamericano. El título original de la de hoy es Et on tuera tous les affreux, algo así como “Y mataremos a todos los feos”.

Argumento: Rock Bailey acude a una fiesta con varios amigos. Es alto, rubio y guapo. Todas las chicas se le acaban lanzando encima. Van a bailar y beber al Zooty Slammer, un Club llevado por Lem Hamilton, un estupendo pianista negro. Baila con las chicas pero ha hecho la promesa de llegar virgen a los veinte años. Una tontería como otra cualquiera.

“En el Zooty Slammer sólo había gente agradable, y yo conocía a casi todo el mundo. Me desperecé. ¡Qué bueno es vivir, tener dinero en el bolsillo y buenos amigos! Estaba en la gloria”.

Rock sale a respirar aire puro, un individuo le pide fuego y le ofrece un cigarro, al encenderlo cae en un sopor como si estuviera bebido. Se despierta en una habitación, está completamente desnudo en una cama. Al poco entra una mujer muy bella en la misma situación que él, desnuda, que pretende seducirlo pero no se deja, teme que haya mirones. Entran dos individuos que se lo llevan.

Despierta inconsciente en una carretera y vuelve en taxi al Club Slammer. Su amigo Gary le cuenta que ha habido un asesinato. Un individuo ha muerto envenenado y su cuerpo ha sido encontrado en una cabina telefónica. Rocky le explica a su amigo la extraña historia de su secuestro. Se dirigen a la policía, allí el teniente Delato les explica que unos mafiosos los han tiroteado para poder así registrar el cadáver pero que no llevaba nada en los bolsillos.

Los dos amigos deciden investigar por su cuenta. Se dirigen a la cabina telefónica donde habían deducido que el muerto habría guardado algo. Efectivamente, debajo del aparato encuentran pegado con chicle un sobre…

Comentario: la novela es una delirante y corrosiva parodia de la novela negra en la que todo es posible; desde dar al traste con los buenos propósitos de castidad del protagonista, lanzarse en paracaídas sobre una isla, hacer chistes sobre el presidente Truman y desear la muerte de los feos. Todo ello aderezado con algunas pinceladas de ciencia-ficción, por los experimentos genéticos del doctor Schultz, una especie de Mengele en la ciudad de Los Ángeles ¿Qué más se puede pedir?

No es su mejor novela, hay diálogos absurdos o mal hilvanados, pero sin duda es de las más divertidas. Parece una novela Pulp, lúdica y desinhibida a la vez. Se diría que es una gamberrada del autor. Además se deja leer con facilidad y tiene un ritmo trepidante.

BIBLIOGRAFÍA

Boris Vian, Que se mueran los feos, Tusquets, Barcelona, 2009 (5ª ed.).

Comentarios

  1. Esta semana me la compraré. Me ha gustado tu síntesis.
    Bienvenido al duro mundo del trabajo. ¡Y afortunado!
    Un abrazo,

    Adelaida

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