(L575) Maigret en Nueva York (1946)
Georges Simenon, Maigret en Nueva York (1946)
Las novelas del comisario
Maigret son una buena forma de desintoxicarse de otras lecturas más sesudas y
relajarnos de las múltiples presiones y tareas que desempeñamos en nuestra vida
diaria. George Simenon (1903-1989)
escribió más de setenta y cinco novelas en las que aparece Jules Maigret. Esta
es una de las más destacadas.
Argumento:
Maigret realiza su primera travesía atlántica. Tiene cincuenta y seis años. No
está demasiado entusiasmado. Realiza los trámites aduaneros y coge un taxi
hacia el Hotel Saint Regis. “Llovía. Circulaban por un barrio sucio, con casas
feas hasta la náusea. ¿Era eso Nueva York?” Diez días atrás estaba en Meung-sur-loire disfrutando de su
jubilación y degustando los guisos a fuego lento de la señora Maigret cuando
recibe la visita del joven Jean Maura quien le explica que su padre vive en América,
que es inmensamente rico y que últimamente sus cartas son sombrías como si
temiera que le pudiera suceder algún percance.
El comisario Maigret “se
deja convencer” para acompañarlo a los Estados Unidos. El joven Jean Maura al
atracar en Nueva York desaparece misteriosamente. Al llegar al hotel, no sin
dificultades –las que les ha puesto el enigmático secretario llamado Mac Gill–,
logra entrevistarse con Míster Maura. El secretario le busca una habitación en
el hotel. Su barco no zarpa hasta dentro de quince días. Fastidiado, Maigret
piensa que “diez días atrás jugaba tranquilamente a la belote con
el alcalde de Meung, el médico y el vendedor de estiércol, en el local
calentito y siempre un poco oscuro del Cheval
Blanc”.
Por la tarde Maigret se
entrevista con el capitán O’Brien de la Policía Federal, a quien había conocido
en Francia, años atrás con ocasión de un importante caso internacional. Comen
juntos y Maigret le explica que durante su comida con el secretario Mac Gill,
éste se mostró de lo más amable tratando de congraciarse con él. Después de la
comida Mac Gill le presenta a un detective privado llamado Bill, corpulento,
nariz rota y una cicatriz que le partía en dos la barbilla. “Estaba claro que
O’Brien le conocía, porque parpadeo levemente, pero no dijo nada.”
Bill y Mac Gill iniciaron
la búsqueda del joven Jean Maura en compañía de Maigret quien comprueba que el
detective trabaja bien, “como un auténtico profesional”. A medida que pasa el
tiempo y no encuentran al chico Mac Gill se va poniendo cada vez más nervioso;
y eso que por la mañana no sabía o no quería saber nada de él…
Comentario: el
comisario, que ya está jubilado, recibe una curiosa oferta para viajar a Nueva
York. Evidentemente acepta, pues si no no habría novela. El libro se lee con
rapidez y su trama te va envolviendo como una madeja de lana. Todos están
confundidos, también Maigret, quien no sabe más que el lector. Pero será éste
quien irá juntando los cabos sueltos que estaban ahí pero que los demás
personajes no supieron ver y componer.
Inexpresivo, muchas veces
fastidioso, humeante (siempre con su pipa), Maigret irrumpe en el círculo que
compartieron la víctima y sus posibles asesinos. Le interesa, según Simenon,
«el orden material y moral» al que pertenecen los implicados, y pacientemente
se expone al aire de ese mundo alterado o quebrado de pronto, hasta que en una
especie de comunión simbiótica con los sospechosos se le revela lo esencial del
caso. Más que de una cuestión de visión, se trata de un modo de percepción en
el que intervienen todos los sentidos, aunque Maigret parezca impenetrable. Se
pone en la piel de la persona a la que quiere investigar intentando adivinar
sus pensamientos, estados de ánimo y predecir, en lo posible, sus movimientos.
BIBLIOGRAFÍA
Juan Carlos Galindo, El
enigma Simenon sigue vivo, El País, 02/04/2019.
Justo Navarro, Simenon en
familia, Revista de Libros, 15/02/2013.
Adam Silver, Jules
Maigret - Georges Simenon, Mis detectives favoritos. 06/04/2010.
Georges Simenon, Maigret en Nueva York, Planeta,
Barcelona, 1980.
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