María Granados Ortega (1936-2022)

María Granados Ortega (1936-2022)

Lo que parecía imposible sucedió, quien me trajo al mundo ha muerto. Ya soy huérfano. Ya somos huérfanos, pero tus hombres no te olvidarán nunca. Quien conocía mi biografía, desde el día que nací hasta el día de hoy, ha desaparecido. También ese amor incondicional que da toda madre y que, hagas las tonterías que hagas, te seguirá queriendo y protegiendo como si fueras un santo.

La fotografía que acompaña a estas breves palabras, que están escritas mucho antes de que la fatalidad sucediera puesto que de otro modo no hubiera podido escribirlas, la representa mocita con dieciocho años. Físicamente era delgada, seca como un junco. Mi padre siempre decía que fue una niña mimada. Nunca se mima demasiado si te quieren proteger de las maldades del mundo, porque ellas, por si solas, ya vendrán a buscarte.

Siempre me estaba pidiendo, ya octogenaria, que le dejara libros. Yo iba probando poco a poco a ver qué podría leer y qué entendería. Empecé suave con los cuentos de Antón Chejov, Thomas Mann, Manuel Puig, Juan Marsé y luego fuimos subiendo enteros: William Faulkner, Milan Kundera, Eric Fromm. W.G. Sebald, etc. Nunca dejó de sorprenderme pues para haber tenido maestro solamente un verano, en que ella y sus hermanos aprendieron a leer y escribir, creo que no desaprovechó el tiempo.

Hacía tiempo que ya no me preparaba platos de la cocina iznajeña, ahora se los preparaba yo a ella. No quiso volver a visitar Iznájar, su lugar de nacimiento. Lo justificaba diciéndome que todos sus seres queridos ya habían muerto y que volver le daba tristeza. Además había pasado trabajos y calamidades (seguramente bastantes menos que mi padre), aunque lo que no deja de ser curioso es que llevaba dentro de su cabeza aquel universo de gentes y lugares que ya no existen. Siempre estaban hablando de Iznájar (sobre todo mi padre) y de ese mundo rural en cierto modo idílico y armonioso. Ese mundo imaginario de recuerdos me lo han trasmitido a mí a través de la oralidad y ha creado un lugar mítico en mi memoria. Un lugar lleno de recuerdos del pasado que yo tampoco encontraré.

Mi amiga Leonor me dijo un día que después de morir sus padres los tenía más presentes que cuando estaban vivos, recordaba las conversaciones y la infinidad de cosas que les habían explicado y que ahora, una vez muertos, se le hacían mucho más presentes. Este será a partir de ahora mi único diálogo con ella.

Fue una lástima que sus últimos años se los amargaran el confinamiento por el Covid-19 que con muchas probabilidades aceleró un inoportuno deterioro cognitivo. Termino citando a Miguel Delibes: “Era esa mujer, maternal y niña a la vez, que con su sola presencia aligeraba la pesadumbre de vivir”. ¿Qué mejor cosa se puede decir de una persona?

Comentarios

  1. Descansi en pau, Tomàs.

    Em sap molt greu. Espero que pugueu arribar a un nou equilibri aviat.
    Que la cerimònia d'avui sigui un bonic comiat (malgrat la tristesa).
    Una forta abraçada

    Maite Q.

    ResponderEliminar
  2. Hola, Tomás. A través del correo electrónico de El Surco he visto que ha fallecido tu madre.
    Lo lamento. Cuídate!!!

    Blanca

    ResponderEliminar
  3. Tomás
    Lamento mucho la pérdida de tu madre a la que sé estabas muy unido. Seguro que guardarás muy buenos recuerdos compartidos con ella que te reconfortarán.
    Te mando todo mi cariño y cuenta conmigo cuando lo necesites.
    Un fuerte abrazo.
    Leonor

    ResponderEliminar
  4. Hola Tomás,

    Lo lamento.

    Aprovecho para decirte, que aunque la vida de padre absorbe mucho tiempo, sigo el blog.

    No puedo aprovecharlo todo lo que me gustaría pero lo sigo con interés.

    Un abrazo.

    Rafael R.

    ResponderEliminar
  5. Es un escrit tant autèntic i tant....no se bonic! Ens ha agradat molt. Una escriptura fabulosa i espiritual Tomàs. Fa reflexionar sobre el què és la vida i una mare amb l esperit d'estimar. Gràcies Tomàs

    Marta S.

    ResponderEliminar
  6. La pérdida de una madre es muy dura. El amor que le reconoces y el recuerdo sincero siempre te acompañarán. Has escrito unas palabras muy bonitas. Ella seguirá estando muy orgullosa de ti.
    Un abrazo muy cariñoso.

    Adelaida S.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

(L56) Las afinidades electivas (1809)

(L111) El mundo de ayer. Memorias de un europeo (1942)

Manuel Vilas, El autor y su obra: La literatura y la vida (2019)