(L625) Un campeón desparejo (1993)
Adolfo Bioy Casares, Un campeón desparejo (1993)
El gran amigo de Borges
vuelve al blog con una novelita corta. Adolfo
Bioy Casares (1914-1999) es un escritor argentino,
marido de Silvina Ocampo prócer de la intelectualidad y de la cultura de ese
país. De clase social elevada y economía desahogada se dedicó a la literatura exclusivamente,
frecuentándola como una de las bellas artes, sin ningún tipo de penurias ni
agobios.
Argumento: Morales
lleva en un taxi a dos pasajeros. Un señor mayor y otro más joven y alto “con
cara de buitre”. El viejo parece cansado. Le piden que lo ayude a subir a su
apartamento, Morales desconfía. El viejo toma una bebida y se recupera al
instante. Se le presenta como un profesor y le dice que la bebida que ha tomado
es un reconstituyente que quita el cansancio y se lo hace probar. Morales
pierde el conocimiento y cuando lo recobra le dicen que se ha desmayado. Siente
un escozor en los ojos y la boca como desnivelada. Le explican que es porque al
desmayarse se golpeó la mandíbula. Como le pagaron bien no le da más
importancia al tema.
En la noche sueña con
Valentina, un antiguo amor que conoció en el 49. Él tenía trece años. Iban al
parque y al cine hasta que un día el Gordo Landeira se la levantó después de
humillarlo en una pelea. “Reflexionó «los taxistas recorremos todo Buenos
Aires, por grande que sea. Quién me dice que un día no la encuentro. No va a
ser fácil». Para peor buscaba la cara de una chica de once años y Valentina, si
vivía, ya había dejado atrás los veinte”.
Otro día salva a una
pequeña prostituta de una paliza de su chulo, solamente porque le recordaba a
Valentina. Le viene a la memoria los pocos años que vivieron juntos, él la convenció,
pero como le dio por la bebida, Valentina lo abandonó. “Una noche, casi
borracho, tuvo el presentimiento y después, penosamente despejado, la
confirmación de que Valentina se había ido. «Desde entonces me sobró el
tiempo», reflexionó con irónica amargura. «Primero bebí más, para aguantar el
dolor, y después dejé de beber, para merecerla»”.
Los compañeros del taxi
empiezan a dudar de sus peleas, de las que normalmente sale airoso, y de sus
extrañas aventuras.
Comentario:
encantadora “miniatura” literaria de Bioy Casares. Sus ciento diez páginas, se
leen en un suspiro y dejan un buen gusto de boca. Un campeón desparejo es un divertimento sin pretensiones de
profundidad, pero de un agradable optimismo que nos da más ganas de leer otras obras
del mismo autor.
La escritura de Bioy
Casares es tan clásica que parece castellana. Hay muy pocos argentinismos:
bocha, zapallo, clericó, cuadra, pavada, chancho, levantar, loteo.
El protagonista es un
taxista que, al igual que Don Quijote, es un hombre bueno que se mete en
problemas por defender lo que considera justo. De ahí Morales: defiende la
moralidad. Sus amigos también ven en él a una réplica de un boxeador
legendario, Luis Ángel Firpo.
Morales es un personaje
benéfico para las mujeres, con buen concepto de ellas. Actúa como un aprendiz
de héroe que, al final de la historia, fracasa en su intento de recuperar un amor,
pero que, a pesar de ello, no perderá nunca la esperanza.
BIBLIOGRAFÍA
AA.VV., Diccionario de americanismos,
AALE (Asociación de Academias de la Lengua Española), 2010.
Adolfo Bioy Casares, Un campeón desparejo, Tusquets,
Barcelona, 1994.
Juan Pedro Molina
Cañabate, Los personajes
femeninos en la narrativa de Adolfo Bioy Casares, Universidad
Complutense de Madrid, 2001.
Emma Rodríguez, Adolfo Bioy Casares: la ficción seductora, Letras Sumergidas, 28/01/2015.
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