(G308) La Torre de los Nublos (La Iglesuela del Cid, Teruel)
Restaurante Torre de los Nublos (La Iglesuela del Cid, Teruel)
Tercer restaurante de la
ruta por el Gudar-Javalambre y el Maestrazgo turolense. En esta ocasión fue
dentro del hotel donde nos alojábamos. El estupendo Palacio
de Matutano-Dauden, propiedad del gobierno de Aragón y gestionado por
una empresa privada. Edificado en el año 1773 por Sebastián Daudén, a partir de
la rehabilitación de la casa familiar.
En 1890 fue heredado por
Manuel Matutano Daudén y en 1931 fue declarado Monumento Nacional. Se ha
conservado su fachada e interiores (foto)
para lograr un diseño que combina la tradición, el lujo y la excelencia, aunque
también se ha realizado una importante labor de restauración para crear un
ambiente acogedor y confortable. Ha mantenido el estilo de decoración
tradicional que los últimos señores del Palacio utilizaron como residencial
personal.
El restaurante se llama Torre de los Nublos, Calle Ondevilla,
4, 44142 La Iglesuela del Cid, Teruel. Hace una clara apuesta por la
sostenibilidad, ya que ofrece cuidadas elaboraciones basadas en productos de
proximidad y de temporada, que suministran pequeños productores locales. Y
todas ellas están maridadas con vinos ecológicos de proximidad, que reflejan la
apuesta decidida por una cocina respetuosa con el medioambiente que fomenta la
preservación del territorio y sus habitantes.
Como aperitivos una
croqueta de cocido y un caldo castellano (foto)
reconfortantes. Fueron dos cenas en las que pedimos lo siguiente: Jamón DO
Teruel, con pan tostado y tomate. Ligero, muy apetitoso y poco salado.
Alcachofas confitadas en vichyssoise
de puerros ahumados y pera caramelizada de abugos (foto). Plato estupendo.
Crema de champiñones con
ravioli de espelta, yema y tocino (foto).
Parece un plato ligero pero engaña. Revitaliza. Queso de oveja frito con
confitura de tomates, anchoas y encurtidos (foto).
Bueno.
Como segundos Setas
salteadas sobre sobao caramelizado de hierbas aromáticas y avellanas (foto). En este caso las setas eran níscalos
(así se llama en estas tierras al robellón, Lactarius
deliciosus). Muy bueno. Escalopines de rape a la importancia con calabaza
asada (foto). Muy conseguidos.
Salteado de ternera del Pirineo con chimichurri de oliva aragonesa (foto). Energético. Los platos de carne
los ejecutan muy bien.
Decidimos no hacer
postres pues a la cena se añadían las copiosas comidas del mediodía.
Para acompañar agua “purificada”,
cerveza Ámbar rubia y
tostada. Aunque es una cerveza del territorio a mí no me acaba de convencer. Varias copas
Lagar
d’Amprius 2017 (foto).
Una uva Gewürztraminer 100% de la comarca del Matarraña en Teruel. En nariz posee
aromas frutales propios de su juventud y marcados aromas florales. Envejece 4
meses sobre sus lías. En boca es seco, de acidez media y alcohol bien
integrado. Sabroso y muy fresco. A diferencia de los vinos alemanes, criados a
orillas del Rin, que son más dulces, aquí la variedad se comporta de modo diferente
produciendo vinos más secos.
El pan blanco de hogaza
bueno. La estética del comedor mantiene la decoración y el mobiliario de sus
orígenes. Todo el establecimiento rezuma un punto barroco pero con todas las
comodidades del siglo XXI.
Precio 35/40 por persona,
más bebidas y cafés. Fecha de la visita 2 y 3 de noviembre de 2023.
PUNTUACIÓN: 6,5-7
El Jamón de Teruel, no lleva nitritos ni nitratos (hay que leer la etiqueta, como la de los vinos, pedidla al maître) pero como contrapartida es más salado. No te mata un cáncer sino la hipertensión no controlada. Cada vez hay más jamones sin los cancerígenos E250, 251, 252,.., pero son muy pocos. Incluso los carísimos Jabugos llevan. Los más selectos (JJJJJ) solo nitratos, que son menos perjudiciales, pero no inocuos. Conozco dos de Salamanca (Guijuelo) que no llevan, Joselito y Montaraz, el primero más tiempo curado y más caro, pero más rancia la grasa, claro. Cuestión de Gustos.
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