(L629) Ayer (1995)
Agota Kristof, Ayer (1995)
Agota Kristof (1935-2011) fue
una escritora húngara en lengua francesa que emigró el año 1956 a Suiza después
del aplastamiento de la revolución húngara por las tropas del Pacto de
Varsovia.
Argumento:
“Nací en una aldea sin nombre, en un país sin importancia. Mi madre, Esther,
mendigaba en la aldea, y también se acostaba con los hombres, campesinos que le
daban harina, maíz, leche. También hurtaba frutas y hortalizas en los campos y
jardines, incluso a veces un pollo o un pato en algún corral.
Cuando los campesinos
mataban un cerdo, le guardaban a mi madre los despojos, las tripas y no sé qué
otras cosas, todo lo que la gente de la aldea no tenía ganas de comer. Para nosotros,
cualquier cosa era buena. Mi madre era la ladrona, la mendiga, la puta de la
aldea.
Yo permanecía sentado en
la puerta de la casa, jugaba con el barro, amasándolo, formando inmensos falos,
tetas, nalgas. También esculpía, con aquel fango rojo, el cuerpo de mi madre en
el que hundía mis dedos infantiles para abrirle agujeros. La boca, la nariz,
los ojos, las orejas, el sexo, el ano, el ombligo.
Mi madre estaba repleta
de agujeros, al igual que nuestra casa, mis ropas, mis zapatos. Yo tapaba con
lodo los huecos de mis zapatos.
Yo vivía en el patio.
Cuando tenía hambre, o sueño, o frío, entraba en la casa, encontraba algo que
comer, patatas asadas, maíz cocido, leche cuajada, a veces pan, y me acostaba
en el jergón al lado de la cocina.
La puerta del cuarto
estaba casi siempre abierta para que el calor de la cocina pudiera propagarse
por allí. Yo veía y oía todo lo que pasaba en el cuarto. Mi madre venía a la
cocina para lavarse el trasero en un cubo, se secaba con un pedazo de trapo, y
volvía a la cama. Apenas me hablaba y nunca me dio un beso.
Lo más asombroso es que
yo sea hijo único. Todavía me pregunto cómo hizo mi madre para evitar sus otros
embarazos, y por qué se «quedó» conmigo. Quizá yo fui su primer «accidente».
Sólo hay diecisiete años de diferencia entre nosotros. Quizás aprendió
inmediatamente después qué era lo que había que hacer para no cargarse de
chiquillos y sobrevivir”. (Traducción de
Manuel Pereira para Edhasa).
Comentario: una
de las características de la escritura de Agota Kristof es la austeridad de su
prosa no sé si se debe a su inseguridad con un idioma nuevo, el francés, o a sus inicios como
escritora de pequeñas piezas teatrales. Sus novelas poseen un fondo amargo, un
desasosiego que nos va calando.
Nos presenta la
emigración como una cárcel llena de soledad y tristeza. “Me lee cartas de su
mujer y de sus hijos. Me habla de su añoranza, de la amargura que siente por no
poder vivir con los suyos. Llora casi constantemente. Solo le consuelan el
tocino y las patatas. Con el vientre lleno se va a dormir al centro de
refugiados, a un dormitorio con literas donde ha cogido sus costumbres, donde
la veteranía le ha impuesto como jefe”.
¡Qué bien describe la
soledad, la tristeza, la añoranza y la melancolía! A la autora le bastan pocas
páginas para llenar una historia de emociones y sentimientos, a pesar de su
aparente rudeza estilística, sabe llegar al fondo del alma humana. “A veces me
pregunto si vivo para trabajar o si es el trabajo el me hace vivir. ¿Y qué
vida? Trabajo monótono. Salario miserable. Soledad. Yolande. Hay Yolandes a miles
por todo el mundo. Bellas y rubias, más o menos tontas. Elegimos una y nos
aguantamos con ella. Pero las Yolandes no llenan la soledad”.
Apenas cien páginas que
se leen de un tirón con la sospecha de que cualquier otro título de su autora
va a correr una idéntica suerte y a encender las mismas luces del entendimiento
sobre el dolor humano, el desarraigo y el desencanto vital.
BIBLIOGRAFÍA
Manuel Hidalgo, 'Ayer',
el feroz nihilismo de Agota Kristof, El Español, 01/10/2021.
Agota Kristof, Ayer, Libros del Asteroide, Barcelona, 2021.
(Traducción de Ana Herrera).
Agota Kristof, Ayer,
Edhasa, Barcelona, 1998. (Traducción de Manuel Pereira).
Emilia Racciatti, "Ayer",
la ficción que Agota Kristof describió como su novela más autobiográfica,
Télam Digital, 14/01/2022.
Javier Rodríguez Marcos, Entrevista a Agota Kristof, El País, 24/02/2007.
Tomo nota. No la conocía.
ResponderEliminarCreo que toda emigración tiene que ser muy dura, muy triste. Abandonar todo y a todos tiene que ser horrible.
Gracias por este comentario, Tomás.
Adelaida