(L641) Antología poética (1138)
Mošeh ibn ‘Ezra, Antología poética (1138)
Hoy os traigo a uno de
los principales poetas judíos de Al-Ándalus. Se trata de Mošeh ibn ‘Ezra (Granada
1055-1060/1138). Además de poeta fue filósofo y lingüista.
Hacia 1055, corriendo el
Siglo de Oro de la poesía hispano-hebrea, nace en Granada de familia ilustre Mošeh
ben Jacob ibn Ezra, poeta prolífico y de rara sensibilidad para quien la poesía
lo fue todo. Es la suya poesía difícil, filosófica, de innumerables recursos
poéticos y variedad de metros, un tanto deudores de la retórica árabe, y es
para él la palabra bíblica el principio de toda poesía; con normalidad le
fluyen los versos de la Biblia, que desgaja de su contexto, pero cuyas
metáforas e imágenes aumentan la belleza de sus poemas, y en la época de
sufrimiento y de destierro es la poesía su único refugio y consuelo. Tanto le
interesaron las cuestiones literarias que al final de su vida escribe en árabe
su Kitāb almuhādara walmudākara
(Libro de la disertación y el recordatorio), tratado de historia de la
literatura y de filosofía neo-platónica, pero muy en especial de crítica
literaria.
Recibió ibn ‘Ezra una
educación esmerada, pasó probablemente parte de su juventud en Lucena
formándose al lado de Ibn Gayyat, y
luego llega a ser en Granada un alto funcionario de la corte. En esta época
invitó a residir en esta ciudad a Yehudá-ha
Leví, (comentado en el blog) algo más joven que él, iniciándose así
una amistad leal y sincera que sólo terminaría con la muerte de nuestro poeta.
De esta época feliz es su libro Sefer ha-‘anaq
(Libro del Collar) o Taršiš.
Al llegar los almorávides
a la península en 1090 muchos de los familiares de nuestro poeta huyeron desde
el primer momento; él se quedó algún tiempo en Granada pasándolo mal: desposeído
de sus bienes, no le faltaron enemigos, y al fin huyó también, empezando su
largo exilio por tierras del norte: Castilla, Aragón, Navarra, quizás
Barcelona... siempre triste, debido a su vida errante y a la sequedad cultural
que encontró en las comunidades judías que lo acogieron y que tanto contrastaba
con la Granada de su juventud, por la que no deja de suspirar hasta su muerte.
Cada vez me es más
difícil encontrar libros de poetas, escritores y filósofos del antiguo Al-Ándalus.
La escasez y el precio de algunos ejemplares, que he encontrado después de
arduas búsquedas en libreros de viejo, me lo hacen difícil. Aunque mi empeño
sigue vivo en traéroslos. Los temas que trata la poesía de Ibn Ezra son todos
ellos clásicos: el amor, la amistad, la melancolía y la brevedad de la vida.
Eso sí, tratados con una sensibilidad especial.
Poemas
ESCOGE a tus amigos entre
los buenos de corazón,
los que en aguas de amor
y nobleza se criaron,
los que alegran amistosas
charlas y canciones,
los que son siempre
veraces en el bien y en el mal.
VENID a beber bajo mi
techo
a la voz de la lluvia del
nublado otoño:
ya no viste el mundo su
verde manto
y desnudos están tallos y
ramas.
Mi alma doy por estas
jóvenes de acabada belleza:
su cabello es como la
noche, su rostro como la luna.
Con cítaras y laúdes
apretados a su pecho,
cantan, como las madres a
sus niños.
DELICIOSOS y ágiles son
los dedos de mi amada
sobre el laúd,
como raudas flechas o
péñolas suaves,
y dulces los trinos de su
garganta
que silencian la voz de
las aves canoras
posadas en la fronda.
EL blanco rostro de Ofra
se ruboriza
y es tan hermoso como la
granada,
yo lloro al tener que
separarme de ella
hasta que el fuego de mi
pecho seca las lágrimas.
MIRA cómo limpia la
lluvia el jardín
y deja los surcos como
fino polvo,
verás sonreír a las
flores
mientras lloran los ojos
del cielo.
VUELA la noche en
compañía de la amada
como si látigo o espuela
la hicieran correr,
y es larga la noche de su
separación
como si riendas y freno
tuviera.
QUÉ les he hecho yo a las
estrellas,
que en las noches que
estoy con mis amigos
huyen como pájaros de la
paz de los cielos,
y en las que ellos están
ausentes
marchan lentas, cansadas.
..
Sin ellos mis días son
oscuros
con ellos mis noches
brillan.
MIRA el cielo nublado y
triste como está ahora mi corazón;
la lluvia cae de las
nubes como mis lágrimas,
pero el vino me dice sin
palabras:
«Yo restauro las fuerzas
del que desmaya,
recogiendo sin manos la
tristeza
y cortando las ramas de
su dolor».
EL sino me ha negado el
paso al jardín de la amistad,
no encontrará allí pues
mi corazón descanso.
Por fuera ha corrido los
cerrojos
para que no puedan en los
árboles sus capullos florecer.
A pesar de la ira de los
enemigos, golpearé sus puertas,
y antes que ellos entraré
en sus atrios;
se romperán las
cerraduras por la fuerza de mis palabras,
y por la canción de mis
labios se quebrarán sus barrotes.
Si son cardos lo que hay
en el jardín,
convenceré a mi corazón
de que son de bálsamo sus capullos,
y si amargo es su mosto,
yo iré gritando de
alegría
como después de beber
vino aromado.
Y si de torrentes de
azufre es su rocío,
yo diré que son las
migajas de la escarcha.
Aun humillándome, haré
que vuelva mi corazón
al amigo que estuvo
alejado de su amor:
como aguas suaves llegaré
a su vera
y como aceite derramado
entraré en su intimidad.
Al brillo de su luz sobre
mi cabeza
caminaré por las
tinieblas,
esperando comer los
frutos del jardín de su amor,
y si se me niegan las
primicias
las sobras tomaré.
Que sea mi canción
mensajero para mi amigo
porque mensajero fiel es
para quien lo envía.
CON MOTIVO DE LA BODA DE
SALOMON BEN MATIR (Fragmento).
Alégrate, joven, con tu
cierva querida,
cantad, alegres los dos;
goza de su talle de
palmera,
pero flexible como las
ramas de los mirtos.
No temas al atardecer el
tintineo de sus collares
ni el roce de su tocado,
ni te acobardes ante los
ojos de paloma,
que son vino de pasión;
aprieta en tu pecho unos
brazos bellos
adornados con brazaletes
y ajorcas,
no huyas de las
serpientes de sus rizos
que cubren un rostro de
pudor bañado;
es verdad que vienen a
darte la paz
pero ocultan y velan el
esplendor de su cara.
Mira las granadas en el
jardín de los lirios
con cabezas de clavo
oloroso cubiertas:
sean tus manos suaves en
la caricia
al deslizarlas por su
superficie.
Sabe que el tiempo es el
servidor de tu deseo,
las horas se juntan para
tu pasión,
se adelantan a tus
anhelos
y a rechazar lo que tu
corazón rechace.
Palomas que voláis hacia
el oeste, a vosotras por amor, os conjuro,
para que llevéis saludos
a mis amigos lejanos, cuya tienda en mis entrañas planté.
Contadles que el dolor de
su ausencia desgarra mi corazón como se desuella un cordero,
y la golondrina que tiene
su nido en mi pecho, en quien mi alma se alegra y regocija,
si no fuera por su vida,
la mía no demandaría, sólo la muerte quisiera:
por ella mis pies cayeron
en el lazo y luché como ciervo atrapado,
por ella entré en el
crisol de la desgracia y mi alma se mece en el cansancio.
Llora por ella, hermano,
¡ay, hermanos, hermanos...! yo desolado en Edom habito*.
*Edom era término usado
para indicar países cristianos.
YO vi en la tierra
mansiones,
casas de marfil, palacios
de altos techos,
columnas sobre plintos de
cristal
y moradas espaciosas
rebosantes de cosas bellas.
Pero en un instante sólo
vi un montón de ruinas:
las moradas deshabitadas,
los palacios derruidos.
Dime: ¿dónde están
aquéllos que los construyeron y habitaron?
¿Dónde están sus almas y
dónde sus cuerpos?
¿Qué puede el hombre
esperar si no es la muerte
con sus ojos fijos en el
más allá,
como si el tiempo fuera
el pastor,
la muerte el cuchillo
y la humanidad el
cordero?
Mi corazón se queja
porque me duele;
una mitad gime por el
dolor de la otra.
El curso de mi existencia
es como un pájaro en vuelo,
mis días son sus alas o
su plumón.
En todos los años de mi
vida mis deseos no alcancé,
solamente su murmullo.
Pasada está ahora mi
habla, tambaleantes mis fuerzas
en el fango de la vejez y
su marasmo.
¿Dónde están mis
palabras, dónde mis ideas?
¿Qué se hizo de mi
prudencia y mi retórica?
Mis seis décadas pasaron
más rápidas que sombra silenciosa
o que caballo galopando.
Desde que nace el hombre
hasta que muere
es como desde que se
amasa el pan hasta que la masa fermenta.
BIBLIOGRAFÍA
Mariano Gómez Aranda, Moseh ben
Jacob Ibn Ezra, Real Academia de la Historia.
Moseh ibn ‘Ezra, Antología poética, Hiperión, Madrid,
1993.
Moseh ibn ‘Ezra, Kitab Al-Muhadara Wal-mudakara, CSIC,
Madrid, 1985.
Ángel Sáenz-Badillos; Judit
Targarona Borrás, Yehudah
Ha-Levi y los Ibn ‘Ezra de Granada, Universidad de Granada, 1989.
Aurora Salvatierra Ossorio,
Cantos de boda hispanohebreos: Antología,
Ediciones el Almendro, Córdoba, 1998.
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