(L649) Canto de penumbra (2004)
Hanni Ossott, Canto de penumbra (2004)
El libro que os traigo
hoy es una selección de la obra poética de Hanni
Ossott (Caracas, 1946-2002) a cargo de Ana Nuño. Hay
una serie de poetas y autoras que se quitaron la vida o terminaron en un
psiquiátrico y que su dolor nos atrae y conmueve: Alejandra Pizarnik, Alfonsina Storni,
Sylvia Plath, Virginia Wolff, Hanni Ossott...
Qué mejor que ésta
pequeña biografía poética en el prólogo del libro para saber cosas de ella: “Como
en esos otros casos, también conviene prevenir al lector contra la natural
tendencia a leer esta poesía en clave de confesión. Desde luego, nada más fácil
que buscar relaciones entre lo escrito y lo vivido por Ossott, pero también
nada más propicio a esa forma tan corriente de traición al autor que es la
transformación de su obra en autobiografía velada. ¿Importa saber que Hanni
Ossott sufrió, y no poco? ¿Que bebió y fumó en exceso, que maltrató su cuerpo
hasta que no pudo más, que pasó los últimos diez años de su vida muy
disminuida, encerrada en lo que eufemísticamente se conoce, al menos en
Venezuela, como «casa de reposo»? ¿O importará más la muerte de su madre, un
padre que nunca superó su duelo, el genuino apego a la lengua familiar, el
alemán? ¿O acaso nos facilitará la lectura de su obra un repaso a su
trayectoria universitaria? ¿A los cursos sobre «Poesía y poetas» o -Poesía y
pensamiento- que con parejo fervor y temor dictó en la Escuela de Letras de la
Universidad Central de Venezuela? ¿O su apego obsesivo a un puñado de autores,
a Woolf, a Rilke, del que ha dado una de las mejores traducciones en castellano
de las Elegías de Duino, a Dickinson,
y también a Heidegger, leído las más de las veces acríticamente, ingenuamente y
con pasión? ¿O bien nos ayudará saber que adoraba el mar, el Caribe vibrante y
vital de las costas venezolanas, las flores excesivas del trópico, y que hizo
de la flor de la cayena el emblema de la inalcanzable belleza de la poesía y la
permanente nostalgia de la infancia? ¿Importa acaso? Sin duda importa, y
también importa muy poco, en la medida en que lo escrito se sostiene siempre
por una realidad que es cierre, oclusión, exceso significante pero ciego a su
propio sentido, que aguarda la imagen verdadera revelada acaso, con la brevedad
del rayo, en la auténtica poesía”.
Poemas:
La enfermedad
Una habitación oscurecida
un padre casi de rodillas
una hermana guiando de la
mano
sosteniendo, en silencio.
Extraños en torno
y mi madre
yacente, frágil.
Vi sus pies
vi el movimiento suave de
las sábanas
Vi el rostro volteándose
a desgana de mí
fatigado.
Ella ya no era mía, era
de la enfermedad.
Yo ya no era de ella.
En torno, el raro y
sagrado silencio, ahuecándose, en ese cuarto;
mi reverencia
mi contención
mi asombro
mi espera
mi pena.
La mordida profunda
Hay una mordida profunda
incisiva
en el centro de mi sexo
por la cual yo me erijo
como yo misma
y soy,
y poseo y dono.
Regalo mi cuerpo y mi
ansia.
Hay una mordida en mí
que doblega al otro
lo arrodilla, lo inclina
por esa mordida se abre
un vasto mar de vacíos
vértigos
precipitaciones
abismos
Me cruza una pendiente
me traza un precipicio
en el amor…
y en todas mis secretas
junturas
con cuido, con recelo, tú
te avienes a mí
y
no me sabes.
Prevalece lo raro.
Prevalece el misterio
que haya amor
que haya odio
que existan cuerpos
Prevalece lo raro
las relaciones
los Cantos Gregorianos
el arte, el corno francés
Prevalece el incendio de
nuestras pasiones
la rara faz de uno que no
se ha ido
sino que se queda
e insiste
por amor y odio
Prevalecen las extrañas
miradas
y los cuerpos que no
pueden tocarse
por miedo
por extrañeza
por temor.
Prevalece la distancia
entre los amigos
la palabra no dicha
el gesto guardado
los silencios
en medio de la ebriedad
Prevalece que haya los
otros y lo otro
la «otredad»
el más allá de mí
y el más allá de ti
la extrañeza
de lo que nunca puede
alcanzarse
Prevalece este raro
plenilunio.
Comentario: Esta autora aquejada de fuertes depresiones toda su vida. Recluida largas temporadas en “casas de reposo” nos ha sabido dejar una obra poética de una ligereza y profundidad a la vez admirables. Sus poemas reflejan su enfermedad, sus anhelos, su deseo de amor, sus soledades e incomprensiones. Como alguien dijo “toda vida es un drama”. La suya lo fue, por supuesto, pero eso no impidió que amara, escribiera, tuviera hijos y nos dejará un legado poético más que notable.
“Tiene escaso sentido,
ante la obra poética de Ossott, hablar de experiencia, aunque ella misma alguna
vez se haya referido a su escritura utilizando este término. Yo prefiero la
palabra «destino», precisamente en el sentido que le daba Juan Ramón en Espacio”.
Sus principales temas son
la soledad (“Hay soledad para mucho, hay frío, las laderas no nos besan, la
colonia no nos reconoce, la casa está vacía sin fiesta y somos lo raro, el no
invitado, el excluido, nuestro silencio no da para la altura de la palabra”),
la pérdida de la madre, la muerte (“Los muertos son estrellas profundas
enclavadas como centros de luz en el ámbito de la Noche que aparece en
nosotros”), la amistad (“No quiero el horror sino la tolerancia, la casa,
amigos, libros, el granate de amor, los hermanos”), el amor dificultoso, la
exuberancia del trópico o la enfermedad mental (“La enfermedad es el vivir, la
única, la enfermedad es el cuerpo y las pastillas no sirven de mucho”), el sinsentido
de la existencia (“las horribles muletas, las horribles muletas del vivir, la
invalidez de cuerpos y de almas”), entre otros muchos. “Y todavía permanece un
hombre solo en una habitación vacía aterrado, hecho de palabras siempre
devueltas”.
Los poemas de este libro
son una selección donde están representados prácticamente todos sus libros: Espacios para decir lo mismo (1974); Espacios en disolución (1976); Espacios de ausencia y de luz (1982); Hasta que llegue el día y huyan las sombras
(1983); Plegarias y penumbras (1986);
El reino donde la noche se abre
(1987); Cielo, tu arco grande (1989);
Casa de agua y de sombras (1992) y El circo roto (1996).
BIBLIOGRAFÍA
Judit Gerendas, Forma y desgarramiento en la poesía
de Hanni Ossott, Prodavinci, 30/07/2016.
Berta Guerrero Almagro, La mordida profunda de Hanni Ossott,
Universidad de Murcia, 2016.
Hanni Ossott, Canto de penumbra, Reverso, Barcelona,
2004.
María Cristina Solaeche
Galera, Hanni Ossott. El rapto existencial en
su poesía, 8º. Encuentro Internacional de
Escritoras “Elizabeth Schön”, Caracas, 2008. Y, en la V Antología de Escritores
de Mérida, 2008.
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