(L652) Clásicos para la vida (2016)

Nuccio Ordine, Clásicos para la vida (2016)

Segundo libro que comento de este magnífico ensayista y profesor italiano Nuccio Ordine (Calabria, 1958-2023), recientemente fallecido. En sus Clásicos para la vida nos habla de varios libros que fomentan la pasión por la lectura en sus estudiantes y que podrían formar parte de una pequeña biblioteca ideal.

Argumento: ¿Para qué sirve la lectura de los clásicos? “Las grandes obras literarias o filosóficas no deberían leerse para aprobar un examen, sino ante todo por el placer que producen en sí mismas y para tratar de entendernos y de entender el mundo que nos rodea. En las páginas de los clásicos, aun a siglos de distancia, todavía es posible sentir el latido de la vida en sus formas más diversas. La primera tarea de un buen profesor debería ser reconducir la escuela y la universidad a su función esencial: no la de producir hornadas de diplomados y graduados, sino la de formar ciudadanos libres, cultos, capaces de razonar de manera crítica y autónoma”.

La función del crítico. “El verdadero crítico no debería olvidar nunca que su papel debe ser el de un “cartero”. Los carteros, en efecto, saben que existen porque hay alguien que escribe cartas; de igual manera, la crítica existe porque hay alguien que produce obras”.

La función del maestro es “respetar lo más sagrado que hay en el niño: el derecho a buscar su verdad”. (...) La vida de un joven estudiante puede ser transformada de muchos modos: educando a los alumnos en la legalidad, la tolerancia, la justicia, el amor al bien común, la solidaridad humana, el respeto a la naturaleza y al patrimonio artístico, se realiza, en silencio y lejos de los focos, un pequeño milagro que se repite cada día en cada escuela de cada país, rico o pobre, del mundo”.

Los resultados escolares dependen del estatus socioeconómico y del nivel académico de los padres (nivel académico que a menudo depende a su vez del estatus socioeconómico); quienes obtienen buenos resultados en la escuela provienen de un medio sociocultural elevado”.

“¿Estamos verdaderamente seguros de que la escuela es el lugar donde el estudiante debe potenciar su relación con la tecnología digital? ¿Estamos seguros de que al número ya exagerado de horas dedicadas a los videojuegos, a la televisión, a navegar por internet, a las relaciones virtuales establecidas a través de Facebook, Twitter y WhatsApp, es necesario sumarles también las horas asignadas para seguir una clase en el aula de una escuela o de una universidad?”

“Tener acceso a través de internet, a una extraordinaria cantidad de «informaciones» es un hecho indiscutiblemente positivo. Pero no basta para «conocer». La facilidad para localizar un texto literario, un fragmento musical, un cuadro, no significa capturar de manera automática su significado. El acceso fácil es un punto de partida, pero se requiere además poseer los instrumentos exegéticos que permiten penetrar a fondo en una obra. Sin una formación de base, sin un estudio preliminar, será difícil, por no decir imposible, transformar las «informaciones» en «conocimiento»”.

“Reducir la formación educativa a la mera adquisición de un «oficio» acabaría por matar cualquier posibilidad de animar a los estudiantes a cultivar su espíritu de manera autónoma y a dar libre curso a su curiositas. (...) Reducir el ser humano a una «profesión» constituye un gravísimo error: en cualquier hombre hay algo esencial que va mucho más allá de su actividad como médico, abogado o ingeniero”.

“El conocimiento, como recuerda con un bellísimo ejemplo el gran dramaturgo y premio Nobel irlandés George Bernard Shaw, puede compartirse de manera que todos los protagonistas se hagan cada vez más ricos. Tratemos de imaginar a dos estudiantes de cualquier instituto europeo que salen de casa con una manzana cada uno y después, al llegar a clase, se intercambian las manzanas: cada uno volverá a casa con una sola manzana. Pero si los mismos estudiantes llegaran al instituto cada uno con una idea y se la intercambiaran, en este caso, al despedirse, los dos habían adquirido una idea más”.

“contrariamente a lo que predican los gurús de la velocidad y de la hegemonía del fast en cualquier ámbito de nuestra vida el aprendizaje requiere lentitud, reflexión, silencio, recogimiento”.

“¿Cómo puede exigirse continuos sacrificios a los ciudadanos europeos cuando nuestro Parlamento no es capaz de hacer una ley que imponga a las multinacionales pagar los impuestos en los países que venden sus productos y que haga más difícil la evasión fiscal de estas grandes y poderosas empresas? Sin solidaridad entre las naciones no puede existir una verdadera Europa”.

Comentario: el de hoy no es un libro a la altura de La utilidad de lo inútil (2013) pero no deja de ser interesante en sus observaciones sobre lo que para Ordine debería ser la educación. Sus lecturas coinciden bastantes con las mías y además añaden algún que otro autor que no he leído, lo cual enriquecerá sin duda mi visión del hombre y del mundo.

Ordine analiza pequeños fragmentos de obras universales para a través de ellos mostrarnos que sublime es el conocimiento de estos autores para nuestra formación como personas y, cómo no, para nuestro placer intelectual. Torquato Acceto, Andrea Alciato, Ludovico Ariosto, Honoré de Balzac, Giuseppe Belli, Giovanni Boccaccio, Jorge Luis Borges, Giordano Bruno, Italo Calvino, C.P. Cavafis, Miguel de Cervantes, Daniel Defoe, Charles Dickens, John Donne, Albert Einstein, Gustave Flaubert, Gabriel García Márquez, J. W. Goethe, Baltasar Gracián, Francesco Guicciardini, Nazim Hikmet, Hipócrates, Homero, Ben Jonson, Primo Levi, Thomas Mann, Nicolás Maquiavelo, Edgar Lee Masters, Guy de Maupassant, John Stuart Mill, Czesław Miłosz, Molière, Michel de Montaigne, Eugenio Montale, Montesquieu, Fernando Pessoa, Platón, Plauto, François Rabelais, Rainer María Rilke, Edmond Rostand, Rutilio Namaciano, Antoine de Saint-Exupéry, William Shakespeare, Jonathan Swift, Torquato Tasso, Marguerite Yourcenar y Stefan Zweig.

En total 50 textos breves, de un párrafo, de 49 autores (repite dos textos de Saint-Exupéry) seguidos de un comentario de una página. Para mí el principal interés de este libro es el ser un resorte que permita al lector sacar sus propias conclusiones acercándose a las obras originales, en vez de contentarse con las opiniones del crítico. Conviene recordar que la lectura necesita tiempo para ser disfrutada y asimilada; y estos Clásicos para la vida nos recuerdan que así debe ser.

Os cuento, como curiosidad, que en el verano del 2023 estaba previsto que Nuccio Ordine diera un curso magistral en UIMP de Santander. En la primavera de ese año revisé el programa de los cursos y no lo encontré. Si lo hubiera visto me hubiera apuntado sin lugar a dudas. Pero no estaba escrito en el destino que llegara a conocerlo.

BIBLIOGRAFÍA

Julio César Galán, La biblioteca ideal de Nuccio Ordine, Cuadernos Hispanoamericanos, Madrid, 01/12/2018.

Irene Hernández Velasco, Nuccio Ordine: "Los clásicos nos humanizan, nos libran de la barbarie", El Mundo, 15/12/2017.

Nuccio Ordine, Clásicos para la vida. Una pequeña biblioteca ideal, Acantilado, Barcelona, 2017 (2ª edición).

Emilio del Río, Nuccio Ordine: “Clásicos para la vida. Una pequeña biblioteca ideal”, Nueva Revista, Madrid, 08/06/2018.

Luz Sánchez-Mellado, Nuccio Ordine:“Si no te paras, no piensas”, El País, 07/01/2018.

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