(L687) La casa verde (1966)

Mario Vargas Llosa, La Casa Verde (1966)

Sigo comentando la abundante e interesante obra novelística de Mario Vargas Llosa (Arequipa, 1936). Su pensamiento político conservador lo ha alejado de los lectores puristas, aquellos que quieren que autor y obra coincidan, que sean coherentes y además encajen con sus gustos. Las Casa Verde fue galardonada con el Premio Rómulo Gallegos del año 1967.

Argumento: la Madre Ángeles y otras monjas son llevadas en lanchas por soldados a Chicais. Cuando desembarcan no encuentran a nadie y deciden esperar. Por la tarde llega un grupo de seis, una mujer vieja, dos hombres, dos chiquillas y un niño. La Madre Angélica sabe hablar con ellos en su lengua. Los convence para que se queden a comer. Les ofrecen collares como regalo. Pero después de la comida secuestran a las dos muchachitas y se las llevan rio abajo.

“Santa María de Nieva es como una pirámide irregular y su base son los ríos. El embarcadero está sobre el Nieva y en torno al muelle flotante se balancean las canoas de los aguarunas, los botes y lanchas de los cristianos. Más arriba está la Plaza cuadrada de tierra ocre, en cuyo centro se elevan dos troncos de capirona, lampiños y corpulentos. En uno de ellos izan los guardias la bandera en Fiestas Patrias. Y alrededor de la Plaza están la Comisaría, la casa del Gobernador, varias viviendas de cristianos y la cantina de Paredes, que es también comerciante, carpintero y sabe preparar pusangas, esos filtros que contagian el amor. Y más arriba todavía, en dos colinas que son como los vértices de la ciudad, están los locales de la Misión: techos de calamina, horcones de barro y de pona, paredes enlucidas de cal, tela metálica en las ventanas, puertas de madera”.

Avisan a la Madre Angélica que dos pupilas se han escapado de la Misión. Está enfadada y culpa de la negligencia a la Madre Bonifacia por no haber cerrado con llave el dormitorio. Reciben la visita de don Favio el Gobernador quien les dice que ya las andan buscando. Bonifacia a la que acusa de tonta les dice que no la engañaron sino que fue ella misma quien las dejo ir.

Aquilino lleva en su lancha a Fushía, alias el japonés, que se ha escapado de la prisión. Han pasado los rápidos del río y durante el viaje a Iquitos le cuenta los pormenores de su fuga.

“Al cruzar la región de los médanos, el viento que baja de la Cordillera se caldea y endurece: armado de arena, sigue el curso del río y cuando llega a la ciudad se divisa entre el cielo y la tierra como una deslumbrante coraza. Allí vacía sus entrañas: todos los días del año, a la hora del crepúsculo, una lluvia seca y fina como polvillo de madera, que sólo cesa al alba, cae sobre las plazas, los tejados, las torres, los campanarios, los balcones y los árboles, y pavimenta de blanco las calles de Piura. Los forasteros se equivocan cuando dicen «las casas de la ciudad están a punto de caer»: los crujidos nocturnos no provienen de las construcciones, que son antiguas pero recias, sino de los invisibles, incontables proyectiles minúsculos de arena al estrellarse contra las puertas y las ventanas. Se equivocan, también, cuando piensan: «Piura es una ciudad huraña, triste.» La gente se recluye en el hogar a la caída de la tarde para librarse del viento sofocante y de la acometida de la arena que lastima la piel como una punzada de agujas y la enrojece y llaga, pero en las rancherías de Castilla, en las chozas de barro y caña brava de la Mangachería, en las picanterías y chicherías de la Gallinacera, en las residencias de principales del Malecón y la Plaza de Armas, se divierte como la gente de cualquier otro lugar, bebiendo, oyendo música, charlando. El aspecto abandonado y melancólico de la ciudad desaparece en el umbral de sus casas, incluso las más humildes, esas frágiles viviendas levantadas en hilera a las márgenes del río, al otro lado del Camal”.

Lituma regresa de Lima con la intención de no salir más de Piura. Sus primos van a recibirlo. Para celebrarlo él quiere que lo lleven “Donde la chunga chunguita”. A la Casa Verde.

Comentario: como casi siempre nos encontramos con una excelente narración de este escritor peruano. Por la riqueza de su vocabulario, por la creación de atmósferas y personajes, por la simultaneidad de relatos y la acertada mezcla de tiempos narrativos. En algunos casos su escritura se asemeja a la oralidad, por su fluidez y desparpajo. 

Es la segunda novela que Vargas Llosa publicó después de La ciudad y los perros (1963). Ya la crítica en español lo saludó como un creador excelente. El español Juan Goytisolo dijo: «Navegar por el río de palabras de La casa verde es una incitante aventura. El relector va de sorpresa en sorpresa, arrimándose a sus orillas para tomar aliento y recapitular acerca de lo leído antes de emprender una nueva etapa de su periplo. La ambición creadora de su autor, difícilmente aprehensible en una somera lectura, se nos desvela entonces con nitidez. La reconstrucción de rompecabezas es tarea ardua pero su recompensa aguarda a quienes no se arredran ante la dificultad y apuestan por el triunfo final de la literatura».

La acción de la novela transcurre entre dos escenarios, separados entre sí por muchos kilómetros: la ciudad de Piura (situada en el desierto de la costa norte peruana), y la selva amazónica peruana, principalmente en el poblado de Santa María de Nieva, sede de una misión religiosa española, así como de un puesto de la Guardia Civil. Otros escenarios selváticos son Iquitos, la principal ciudad del oriente peruano, y Borja, sede de un destacamento del ejército. Los nervios que conectan aquel mundo selvático son los ríos caudalosos e imponentes: el Marañón, el Amazonas y sus afluentes.

Asistimos a la obsesión por cristianizar a los “paganitos”. Las indias jovencitas de las etnias aguarunas, urakusas, huambisas y achuares son raptadas para llevarlas a los conventos y sacarlas, según las monjas, del terrible paganismo.

‒”Pero, mi Sargento, eso qué tiene que ver ‒protestó el Pasado— ¿Usted no hizo mataperradas de chico?

‒ ¿Usted también preferiría que siguieran siendo chunchas, mi Sargento? —dijo el Oscuro.

‒Está muy bien que las culturicen —dijo el Sargento. Sólo que por qué a la fuerza.

‒Y qué van a hacer las pobres madres, mi Sargento —dijo el Rubio‒. Usted sabe cómo son los paganos. Dicen sí, sí, pero a la hora de mandar a sus hijas a la Misión, ni de vainas, y desaparecen.

‒Y si ellos no quieren civilizarse, qué nos importa —dijo el Chiquito. Cada uno con sus costumbres y a la mierda”.

Destaco como en otras obras suyas la riqueza del vocabulario peruano para el que dejo un enlace al diccionario de americanismos y peruanismos. Algunos ejemplos: pamacari (Embarcación fluvial que lleva un techado de hojas de palma), manganches (Peruanos provenientes de Madagascar), aguarunas, cojudo (Persona tonta, que se deja engañar y no reacciona ante los abusos), chunchas (Dicho de una persona: De la región selvática y escasamente incorporada a la civilización occidental), calatos (Que carece de lo necesario para vivir o ha sido despojado de lo que poseía), miéchica (Cosa despreciable o sin valor), chulla-chaqui, chacra (Terreno de poca extensión dedicado a la agricultura), huaynos (De huaino. Música con que se acompaña este baile), pachamanca (Plato típico que se prepara bajo tierra en un hoyo, calentado con piedras al rojo vivo, donde se incluyen diferentes carnes, tubérculos y vegetales; se cubre de tierra para su cocción), rocambor (Juego de naipes parecido al tresillo), conchudo (Referido a persona, desvergonzada, descarada), chiclayano (Natural de la provincia o de la ciudad de Chiclayo), chicherías (Establecimiento donde se vende chicha), shapras, churres (niños), cachaco (Miembro del cuerpo de policía. Despectivo), cañazo (Aguardiente de caña de azúcar), patacala (Referido a persona, descalza), gallinazos (zopilote, ave carroñera), gramalotes, yacu-mamas, chambira, masato, lupuna, arrecho, sajino, pachamanca, aguajales, tangana, muñequearse, lechecaspi, huambisas, machucar, achuares, zamarros, achiote, etc.

BIBLIOGRAFÍA

AA.VV., Diccionario de americanismos, AALE (Asociación de Academias de la Lengua Española), 2010.

AA.VV., Diccionario de peruanismos, Academia Peruana de la Lengua, 2014.

Samuel Arriarán Cuéllar, La problemática multicultural en la obra narrativa de Mario Vargas Llosa, Instituto Cervantes, 2005?

Cecilia García-Huidobro Mac Auliffe, El cartero de la casa verde, Revista Santiago, Chile, 07/03/2023.

Nicasio Perera San Martín, Contrapunto y contracanto en La casa verde, AIH, Actas VIII (1983).

Raúl Rivero, La casa verde': todo lo prohibido, todo lo prohibido, El Mundo, 04/11/2017.

Mario Vargas Llosa, La Casa Verde, Seix Barral, Barcelona, 1987 (3ª edición).

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