(L456) Tristram Shandy (1759-67)

Laurence Sterne, Tristram Shandy (1759-67)

Os traigo un clásico de la literatura inglesa. Se trata de Vida y opiniones del caballero Tristram Shandy (1759) de Laurence Sterne (1713-1768). El libro no me ha dejado ni frío ni calor. Lo encuentro desfasado, lleno de circunloquios y de una prosa caduca y fuera de tiempo. Creo que ha envejecido mal.

Argumento: Volumen I. Al protagonista-narrador le habría gustado que sus padres hubieran tenido más cuidado en su concepción. Pues el «homumulus» (esperma) se puede estropear en tan largo viaje. Después del esfuerzo su padre tuvo un ataque de ciática. Tristán nació el 5 de noviembre de 1718. Una mujer viuda con niños pequeños a la que el párroco pago la licencia de partera fue la encargada de traerlo al mundo. “El párroco montaba en un escuálido y triste jamelgo que podía ser hermano de Rocinante”. Este párroco se llama Yorick y era una persona inexperta y desprevenida: “un afectado continente del cuerpo para cubrir los defectos del contenido de la mente”. Con buena fe contrae numerosas deudas que lo llevan a la tumba.

Las capitulaciones matrimoniales de la madre de Tristán dicen que ha de parir en Londres. Sin embargo se preparan para un parto en el campo aunque su madre hubiera preferido que fuera en Londres. Tristán explica como fue bautizado antes de nacer por medio de una cánula. Nos cuenta la historia de la tía Dinah que tuvo un hijo con el cochero. Este hecho aviva la imaginación del padre de Shandy y sonroja a su tío Toby muy afectado por la reputación. Pretende describir el carácter de su tío a través de su «hobby-horse» (aficiones, pasiones). Su tío fue herido en el sitio de Namur y estuvo en cama convaleciente. Tardó en curar casi cuatro años. Durante ese tiempo fue atendido por su hermano con esmerada solicitud.

Volumen II. Durante el tiempo de convalecencia Toby “leyó tantos libros de arquitectura militar como de caballería leyó Don Quijote”. El cabo Trim es su asistente desde que quedó inútil para el servicio. El tío Toby nos demuestra su bonhomía al abrir la ventana para que salga un moscardón: “Vete pobre diablo, ¿por qué habría de hacerte daño? Este mundo es lo suficientemente amplio para incluirnos a ti y a mí”. El doctor Slop pasa para interesarse por la embarazada, entablando con los hermanos Shandy una discusión sobre el relato de Stevinus. Toby manda a su criado a buscar el libro. Entre las páginas del mismo se encuentra un sermón (recordemos que Sterne era predicador). Leen el texto en voz alta y quedan sumamente complacidos. Discuten sobre cuál es el lugar donde se aloja el alma.

Volumen III. Si su padre se hubiera quitado la peluca con la mano izquierda o con la derecha, para así poder sacar el pañuelo de la casaca, hubiera quedado en una postura más elegante o más ridícula. La imposibilidad del doctor Slop de desatar unos nudos hace que nos recite dos páginas de maldiciones. Diserta sobre las grandes pelucas y las largas barbas. Sobre el nacer sin nariz (chato) y de como su abuelo tenía una nariz pequeñísima…

Comentario: Laurence Sterne vive una época de cambio de mentalidad. Del paso de lo viejo a lo nuevo. Del escolasticismo a la Ilustración. Ha leído el Cándido (1759) de Voltaire y lo cita en su libro y ha captado la ironía de aquello que dice Pangloss en su optimismo sobre que “vivimos en el mejor de los mundos posibles”.

Es un libro que salta de un tema a otro: “cómo sucedió esto… os lo explicaré a su debido tiempo”. (p. 51). Se enreda en disquisiciones (p. 72). Nos recita sermones que ha escrito él, ya que fue vicario. He comentado al principio que su lectura es algo farragosa y que el tiempo no se ha portado demasiado bien con él. Hay libros más antiguos que han llegado con mejor salud y color a nuestros días.

Sterne es un gran lector y admirador de Miguel de Cervantes y nos lo demuestra a lo largo de todo el libro: nos habla de Rocinante (p. 34); del Hidalgo de la Mancha (p. 37) de Sancho Panza (p. 44); de las lecturas de Don Quijote (p. 85); del narrador Cide Hamete (p. 145); del dilecto Cervantes (p. 154), etc.

El libro es un poco pesado y trabajoso de leer pero tiene algunos fragmentos de buena filosofía. Nos trae a colación la idea de Epicteto sobre que “Lo que asusta a los hombres no son las cosas, sino las opiniones que se tienen sobre las cosas”. También nos dice que: “Interminable es la búsqueda de la verdad”.

Y una interpretación del derecho y de las ciencias sociales encomiable: “No ha de atenerse el hombre a las reglas, sino éstas al hombre”. Afirmación que nos haría falta practicar en nuestra época.

La obra se publicó en nueve volúmenes entre los años 1759-1767 y a pesar de la evolución del escritor el libro posee una continuidad narrativa y temática.

BIBLIOGRAFÍA

Lawrence Sterne, Vida y opiniones del caballero Tristam Shandy, Ediciones del Centro, Madrid, 1975.

Comentarios

  1. El tema ya no me atraía, pero con tu valoración ya lo tengo claro. Gracias. (No hace falta que sigas leyendo los otros volúmenes, aunque creo que tú eres capaz de hacerlo.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

(L56) Las afinidades electivas (1809)

(L111) El mundo de ayer. Memorias de un europeo (1942)

Manuel Vilas, El autor y su obra: La literatura y la vida (2019)