(G199) Restaurante el Montañés (Biescas, Huesca)


Restaurante el Montañés (Biescas, Huesca)

A las puertas del Valle de Tena, después de haber admirado las preciosas iglesias prerrománicas del Serralbo, nos detuvimos en Biescas en el Restaurante el Montañés, c/ Escudial, 1,  22630  Biescas  (Huesca) donde elaboran una cocina local con aportaciones creativas que han sabido actualizar, con mucha gracia, platos y productos de la cocina aragonesa tradicional.

Decidimos probar varias especialidades de la carta para podernos hacer una mejor idea de su cocina y la verdad es que acertamos. Como entrante una Crema de col rizada y verduras (foto), muy rica y sencilla. A continuación unas croquetas de cocido (foto), excelentes, cremosas, líquidas y muy sabrosas con, ¡oh sorpresa!, algún que otro garbanzo entero en su interior.



Empezamos la comida propiamente dicha con una Ensalada de tomate rosa, burrata, albahaca y piñones
(foto), combinación acertada aunque estéticamente extraña ya que se parece más a una ensaladilla que a una ensalada. Ceviche de trucha imperial (foto); un estupendo ceviche al estilo peruano pero con la rica trucha de los ríos pirenaicos oscenses. Todo un lujo culinario.



Una Arepa de
pollo de Poleñino con mango y mojo verde (foto) separó los primeros de los segundos platos. ¡Deliciosa!


Finalizamos la comida con Pulpo a la plancha con humus
(foto), bueno sin más (No lo podemos comparar con los extraordinarios pulpos comidos en Asturias y Galicia) y Cordero del Valle deshuesado con salsa de su jugo (foto), muy bueno.



El postre acabó de rematar una buena y original comida. Torrija con sorbete de mango y maracuyá
(foto). Exquisita.


Para beber tomamos una Cerveza Estrella Galicia y unas copas de tinto para acompañar los platos más consistentes. Se trata de
Y de Aylés 2017 (foto) un vino de Pago (el único de vino de Pago de Aragón). La bodega se encuentra entre Zaragoza y Cariñena. El vino es un coupage de Garnacha, Tempranillo, Merlot & Cabernet-Sauvignon envejecido en barricas de roble. Se recomienda servirlo a unos dieciséis grados. Vino de mucho cuerpo, persistente y con un largo final. Posee una amplia gama de aromas: frutos rojos, pimienta negra, cacao e incluso algún toque mineral. Se produce en unas tierras de poca pluviosidad y un clima extremo. No me decepcionó lo más mínimo. Además han creado una página web preciosa.


El pan de hogaza interesante. Sin cafés. Un chupito de hierbas gallego
 y Chubby Checker animaron el final de la comida y la vuelta al hotel.

Una música estupenda acompañó la comida: How Long Do I Have To Wait For You? (2002) De Sharon Jones & The Dap-Kings con un sonido más propio de la década de 1960 con el soul y el funk más puros. La clásica Hallelujah I Love Her So (1956) de Ray Charles. Rudy, A Message To You (1967) de Dandy Livingstone que me encantó y que ha sido múltiplemente versionada.

Durante el postre sonó una canción francesa, romántica y algo naif, desconocida para mí: Flamme À Lunettes (2007) de Dionysos & Olivia Ruiz.

Como por estas tierras son aficionados al chupito final nos tomamos uno de hierbas gallego, de la misma marca y sabor que en el Blasquico. Y brincamos de entusiasmo con Let’s Twist Again (1961) de Chubby Checker.

Precio 35/40 euros por persona bebidas incluidas. Fecha de la visita el 20 de agosto de 2020.

PUNTUACIÓN: 6,5-7

Comentarios

  1. Hola!
    Bueno, aunque tarde, intento ponerme al día en los correos. He intentado de nuevo escribirte el comentario, pero no he podido.

    Te quería decir que los platos de este restaurante no me hacen tanta gracia como tus entradas de otros, en general.

    Un abrazo,

    Adelaida

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