(G202) Restaurante L'Espurna (Lleida)

Restaurante L’Espurna (Lleida)

Como el puente de octubre me pilló desprevenido no pude programar ninguna escapada interesante. Así que decidimos, como mal menor, comer en el Restaurante L’Espurna, c/ Salmerón, 10, 25004 Lleida.  La cocina de Jordi Vidal es una cocina que recopila la experiencia de los platos tradicionales catalanes para reinventarlos; productos que pasan del bosque, los campos y la huerta de Lleida. Todo ello regado con una extensa selección de los mejores vinos donde predomina la DO Costers del Segre.

Probamos su Menú degustación más extenso llamado “Experiencias” para hacernos una idea más completa del potencial de su cocina. Empezamos con un entrante de bienvenida: Crema de berenjena a la brasa con frutos secos (foto), muy rica y suave.

Tres primeros platos: Rollito de calabacín con brandada de bacalao, vinagreta de miel Alemany y mostaza (foto), bueno. Cremoso de calabaza en texturas con gamba, caviar de aceite y crujientes de alga nori (foto), de lo mejor del menú. Coca crujiente de higos, foie y frutos secos (foto), muy rica, lástima que la coca era minúscula.



Pasamos a los segundos ya más consistentes. Uno de pescado y otro de carne. Rape a la brasa con “suquet” de marisco, vegetales y espumoso de patata (foto), bueno pero sin destacar. Timbal de paletilla de cordero a la brasa con el jugo de su asado, “trinxat” de col y patata y vinagreta de frutos secos (foto). Muy bueno y contundente.


Los postres consistieron en Cromático de frambuesa, mango y limón (foto), ideal para colocar la comida en su sitio. Texturas de cacao templado, pera de Lleida y café (foto), muy adecuado para los amantes del cacao.


Para beber tomamos unas copas de vinos de proximidad. Empezamos por un blanco Celestia 2019 (foto) – Costers del Sió. Una mezcla de Viogner (70%) Macabeo (30%). Es un vino moderno, fresco, afrutado, sabe a melocotón y fruta tropical, con un final redondo muy armonioso, lo que hace que se deje beber con agrado. En el pasado peregriné para ver el Valle del Sió. Afluente de la margen izquierda del Segre, el río Sió no deja de ser un simpático arroyuelo.

Un rosado Saó Rosat – Mas Blanch i Jové. Mezcla de Garnatxa (60%) y Syrah (40%) es afrutado –cerezas, fresas- y tiene unos matices florales a violetas, posee bastante cuerpo pero no parece estar bien ensamblado. De todos los vinos que probamos fue sin lugar a dudas el menos interesante.

Terminamos con un Predicat 2017 – Bodega Grifoll Declara (foto). Se produce en el pueblo de El Molar a los pies del Pas de l’Ase. El suelo de la vid es piedra de pizarra en terrazas, la famosa “licorella” y lo dejan envejecer 9 meses en barricas de roble. Un vino de la DO Priorato, joven e interesante, mezcla de Garnacha negra (45%), Cariñena (45%) y Merlot (10%). Es afrutado, predominando la fruta roja madura, y también algo mineral. Sin tanto cuerpo, como los clásicos prioratos donde predomina la Garnacha, es más fácil de beber.

El pan de semillas y de masa madre correctos, sin más. Lástima que en una tierra donde el aceite de oliva tiene variedades tan estupendas como la arbequina lo tenga olvidado; hubiera sido un buen acompañante de un pan tan soso. El café bueno (foto) y los petite fours también.

Comentar que el ritmo entre plato y plato, demasiado espaciado entre alguno de ellos, perjudicó, sin duda, nuestra percepción del conjunto de la comida.

Precio de los Menús 45/55 euros más bebidas. Fecha de la visita 11 de octubre de 2020.

PUNTUACIÓN: 6,5-7

Comentarios

Entradas populares de este blog

(L56) Las afinidades electivas (1809)

(L111) El mundo de ayer. Memorias de un europeo (1942)

Manuel Vilas, El autor y su obra: La literatura y la vida (2019)