(L518) Escupiré sobre vuestra tumba (1946)

Boris Vian, Escupiré sobre vuestra tumba (1946)

Segundo libro que comento de este polifacético escritor francés muerto prematuramente. Boris Vian (1920-1959) es original y rompedor. Tiene una frescura y una actualidad envidiables. Es un autor que ha utilizado más de veinte heterónimos. Lo podríamos clasificar como un Pessoa francés aunque algo más liviano.

Argumento: Vernon Sullivan entrega un manuscrito para que se lo publiquen en Francia ya que en los Estados Unidos sería imposible por la crudeza del tema que trata.

Estamos en el mes de julio de 1946. Lee Anderson llega a la ciudad de Buekton donde nadie lo conoce. Lleva una carta de recomendación para trabajar como encargado en una librería. Hansen, la persona a la que va a sustituir, es un tipo brusco pero legal que lo pone al día en el funcionamiento de la tienda antes de irse de la población ya que ha obtenido un ascenso.

Lee tocaba la guitarra y cantaba, antes de que ocurriera lo del chico, pero ahora no le apetece. A los quince días ya no sabe qué hacer. El trabajo rutinario de la tienda le resultaba demasiado fácil y le quedaba demasiado tiempo para pensar en lo demás. Lee tiene veintiséis años y le hacían falta mujeres, por lo que se dirige al drugstore de enfrente. Allí entabla conversación con dos muchachas, Judy y Jicky y con un muchacho llamado Dick. Van a buscar una guitarra, Lee compra bebidas y se dirigen en el Chrysler de Dick a bañarse al río. Jicky y Lee follan en el agua. Al grupo se unen algunos más y se pasan el verano bebiendo, nadando y jodiendo.

“Conseguía a todas las chicas, una tras otra, pero era demasiado fácil, me desanimaba. Lo hacían casi con la misma facilidad con que se limpiaban los dientes, por higiene. Se comportaban como una banda de chimpancés, descamisados, glotones, tumultuosos y viciosos; pero, por el momento, me conformaba con eso”.

Pasó el verano y la gente pudiente de Buekton volvió de sus vacaciones en Florida o Santa Mónica. Entre ellos está Drexter, un joven enclenque y enfermizo pero que simpatiza con Lee a pesar de la salud y los músculos de éste. Drexter organiza una fiesta donde Lee conoce a las hermanas Asquith, ricas herederas de una familia principal, que viven a unos ciento cincuenta quilómetros de Buekton. Un grupo se separa de la fiesta principal, por considerarla muy encorsetada y se dirigen a casa de Jicky para seguir bebiendo y bailando. Allí Lee se encuentra a Jean Asquith completamente borracha. Jydy y Lee la llevan al cuarto de baño para que se refresque y recupere. Judy lo incita a follársela y ella participa activamente del extraño ménage à trois. No sabemos cuáles son las verdaderas intenciones de Lee Anderson con respecto a las hermanas Asquith…

Comentario: en primer lugar comentar que la novela es dura, no por el contenido sexual sino por la violencia explícita, tanta que para algunas personas puede llegar a ser molesta. "No es apta para señoritas" como se decía antiguamente. Pero más dura es, a mi entender, por ejemplo La familia de Pascual Duarte (1942) de Camilo José Cela.

Para poder escribir con libertad Vian inventó un heterónimo (no confundir con seudónimo) al que llamó Vernon Sullivan, un escritor americano de color. Él mismo figuraba como traductor de la obra al francés.

Aparte de ser escabrosa nos encontramos una narración ágil, trepidante y que se lee en un suspiro. Muy recomendable para disfrutar de una buena tarde de lectura. Al igual que en el libro A sangre fría (1966) de Truman Capote, en este caso el autor tampoco toma partido ni condena moralmente al protagonista, cosa que los lectores ético-moralistas pueden encontrar a faltar. Pero pensemos que es una novela, no es una realidad, son letras negras sobre fondo blanco. Y es que a algunos lectores les cuesta diferenciar la realidad de la ficción.

La traducción de Jordi Martí Garcés es estupenda. Consigue trasladar algo muy importante de la novela, el ritmo. No olvidemos que Vian también era músico de Jazz. La acción vaya in crescendo sin mengua alguna hasta el desenlace final. Como nos dice el protagonista “Hay que dejar que el azar actúe un poco”.

BIBLIOGRAFÍA

Boris Vian, Escupiré sobre vuestra tumba, Edhasa, Barcelona, 1992.

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