(L597) 1984 (1948)

George Orwell, 1984 (1948)

Aunque parezca extraño todavía no había leído esta emblemática novela del gran escritor George Orwell (1903-1950). Afortunadamente me quedan todavía unos cuantos libros clásicos por leer y pretendo hacerlo en los próximos años si la salud me acompaña.

Argumento: Winston Smith es un funcionario del Partido que se dedica a reescribir el pasado. Syme su compañero de cantina es un experto en la neolengua que sustituirá al inglés en los próximos años. Viven bajo el gobierno del Ingsoc, abreviatura del socialismo inglés.

“Winston se dirigió hacia las escaleras. Era inútil intentar subir en el ascensor. No funcionaba con frecuencia y en esa época la corriente se cortaba durante las horas del día. (...) Winston tenía que subir a un séptimo piso. Con sus treinta y nueve años y una ulcera de varices por encima del tobillo derecho, subió lentamente, descansando varias veces. En cada descansillo, frente a la puerta del ascensor, el cartelón del enorme rostro miraba desde el muro. Era uno de esos dibujos realizados de tal manera que los ojos les siguen a uno adondequiera que esté. EL GRAN HERMANO TE VIGILA, decían las palabras al pie”.

“A la espalda de Winston, la voz de la telepantalla seguía murmurando datos sobre el hierro y el cumplimiento del noveno Plan Trienal. La telepantalla recibía y transmitía simultáneamente. Cualquier sonido que hiciera Winston superior a un susurro, era captado por el aparato. Además, mientras permaneciera dentro del radio de visión de la placa de metal, podía ser visto a la vez que oído. Por supuesto, no había manera de saber si le contemplaban a uno en un momento dado. Lo único posible era figurarse la frecuencia y el plan que empleaba la Policía del Pensamiento para controlar un hilo privado. Incluso se concebía que los vigilaban a todos a la vez. Pero, desde luego, podían intervenir su línea de usted cada vez que se les antojara. Tenía usted que vivir –y en esto el hábito se convertía en un instinto– con la seguridad de que cualquier sonido emitido por usted sería registrado y escuchado por alguien y que, excepto en la oscuridad, todos sus movimientos serían observados”.

Los tres eslóganes del partido son:

LA GUERRA ES LA PAZ

LA LIBERTAD ES LA ESCLAVITUD

LA IGNORANCIA ES LA FUERZA

Existen cuatro ministerios que se ocupan de los asuntos de los ciudadanos: El Ministerio de la Verdad, que se dedica a las noticias, a los espectáculos, la educación y las bellas artes. El Ministerio de la Paz, para los asuntos de guerra. El Ministerio del Amor, encargado de mantener la ley y el orden. Y por último el Ministerio de la Abundancia, al que corresponden los asuntos económicos.

Winston, contra todas las normas, decide llevar un diario. Viste con un mono azul que lo identifica como miembro del Partido frente a los proles, que así es como llaman a los miembros de las clases más bajas.

Comentario: turbado sin duda por la victoria de la URSS junto a los aliados en la Segunda Guerra mundial, Orwell se imaginó el futuro como un mundo distópico donde había triunfado el modelo soviético.

Muchas de las profecías que Orwell predijo en este libro y que estaban pensadas para los gobiernos totalitarios comunistas se han cumplido. No solamente en ellos sino también en dictaduras presidencialistas y en buena parte de las democracias occidentales. Al poder le encanta controlar al ciudadano, saber lo máximo sobre él.

Solamente se equivocó en una cosa. Creyó que el sometimiento, la afirmación del poder sobre otro, sería a través del dolor, haciéndonos sufrir. En cambio como hemos podido comprobar en el mundo de los “grandes hermanos tecnológicos” actuales (Facebook, Amazon, Google, Microsoft, Apple, etc.), hemos entregado nuestra obediencia y nuestros datos voluntariamente, sin ningún tipo de coacción, sin sufrimiento, me atrevería a decir que incluso con inocente alegría. Con seguridad Google sabe más de nosotros que Hacienda e incluso que nosotros mismos.

El Ministerio de la Verdad, falsifica el pasado (fake news). Recuerdo aquella famosa fotografía en que Stalin borró a Trotski y Kamenev y dejó solo a Lenin. El Ministerio del Amor, se encarga de la represión y de la vigilancia de los ciudadanos, incluso si eres un miembro del Partido. Recuerdo el excelente retrato que se hace de este control en la película La vida de los otros (2006) de Florian Henckel von Donnersmarck.

El lavado de cerebro de la sociedad orwelliana llega a tales extremos que los niños se convierten en vigilantes y delatores de sus propios padres.

La vida moderna, en la novela, se caracteriza por su vaciedad: “A Winston le sorprendía que lo más característico de la vida moderna no fuera su crueldad ni su inseguridad, sino sencillamente su vaciedad, su absoluta falta de contenido. La vida no se parecía, no sólo a las mentiras lanzadas por las telepantallas, sino ni siquiera a los ideales que el Partido trataba de lograr”.

El libro de Orwell no ha perdido actualidad “gracias” al Confinamiento al que nos sometieron por la Covid-19 (declarado posteriormente Inconstitucional). También la llegada de Trump al poder lo volvió a poner de moda. Por lo que parece la sociedad del futuro será (ya empieza a ser) un lugar desolador.

BIBLIOGRAFÍA

Antonio Martínez Asensio, '1984', contra cualquier tipo de totalitarismo, Cadena Ser, 03/05/2020.

George Orwell, 1984, Ediciones Destino, Barcelona, 2003

Rodrigo Wilson, La mano oscura de Stalin en la fotografía de la URSS, La izquierda Diario, 21/08/2017.

Comentarios

  1. Querido Tomás,

    Por fin con un poco de tiempo de descanso del estudio, en la habitación que me han asignado las hermanas benedictinas en el Monestir de Sant Daniel (Girona), mientras escucho Lachrimae Caravaggio (Hespèrion XXI; Jordi Savall), puedo saldar el comentario que tengo pendiente para con tu blog.

    Me ha entusiasmo la reflexión que escribes de la reseña de "1984" porque por fin encuentro a alguien que sigue la línea de lo que llevo tiempo pensando: estamos acostumbrados a que en el género de la distopía (tanto en cine como en literatura) las sociedades se vean de algún modo oprimidas por ese Gran Hermano (GH en adelante) que adquiere diversas formas bajo el control, recelo, suspicacia y represión de las libertades fundamentales. Los individuos agachan la cabeza en un entorno social que les es hostil. Así es fácil para el argumento que se erija como protagonista quien personifica la rebelión contra ése panorama. En el caso de 1984, Winston.

    Pues bien, nuestro presente -que es ésa distopía- nos deja claro que le hemos dado una vuelta de tuerca siendo los propios individuos los que alegremente y sin ningún tipo de coacción dicen "Sí" a ese GH, los que escogen la opción "Acepto", los que voluntariosamente introducen en sus vidas al GH y aceptando como propio el argumento que ahora el enemigo (vuelve a ser) es Rusia. Pero esto, sabemos, cambiará y el fantasma de Oriente (Lejano o Medio) volverá al panorama de la rabiosa actualidad. Lo sabemos. Sólo hay que esperar a que llegue. Pacientemente. Sin prisas.
    Será que en la paz de un Monasterio milenario la vida se ve en perspectiva.
    Y descubres que no hay nada nuevo bajo el Sol.

    Que tengas un buen domingo,

    PD: como he visto en un ornamento floral de Temps de Flors, en Girona, "els llibres han guanyat més batalles que les armes".

    Alicia F.

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