(L705) La senda del perdedor (1982)
Charles Bukowski, La senda del perdedor (1982)
Sigo comentando lo más
destacado de la obra de Charles
Bukowski (1920-1994). Ya me queda menos que traeros. Creo
que acabaré los comentarios de sus libros con una selección de su poesía. Eso
sí cuando llegue el momento.
Argumento:
asistimos a los primeros recuerdos de Henry Chinaski (su alter ego literario). Los padres Henry y Katherine hablaban en
alemán. La abuela Emily siempre andaba diciendo “¡os enterraré a todos!” Los
abuelos están separados. El abuelo Leonard había sido oficial en Alemania pero
ahora bebía. Van a ver al tío Ben que está muriéndose de tuberculosis a los
veinticuatro años. Visitan a su otro tío John, que no está en casa, al que anda
buscando la policía. Llevan comida a su mujer Anna y a las niñas. Sus dos tíos eran vagos y alcohólicos.
“Mi padre había empezado
a no gustarme. Siempre estaba furioso por algo. Allá a donde fuéramos, siempre
se metía en discusiones con alguien. Pero a la mayoría de la gente no parecía
asustarla. A menudo simplemente se le quedaban mirando con calma, y él se ponía
más furioso. Si comíamos fuera, lo cual ocurría raramente, siempre le encontraba
algún defecto a la comida y a veces se negaba a pagar.
¡Hay
una caca de mosca en la nata! ¿Qué clase de lugar infecto es éste?
Lo
siento, señor, no necesita pagar. Sólo váyase.
¡Me
voy, claro que sí! ¡Pero volveré! ¡Prenderé fuego a este maldito sitio!
Una vez estábamos en una
droguería y mi madre y yo estábamos en una esquina mientras mi padre le gritaba
al empleado en la otra. Otro empleado le dijo a mi madre:
¿Quién
será ese tipo tan horrible? Cada vez
que viene hay follón.
Es
mi marido ‒le dijo mi madre”.
La Gran Depresión asola
los Estados Unidos, prácticamente nadie tiene trabajo. “La gente empezó a ir a
los solares donde crecía la hierba. Habían aprendido que algunas de las hierbas
podían ser guisadas y comidas. Había peleas a puñetazos entre hombres en los
solares y en las esquinas. Todo el mundo estaba furioso. Los hombres fumaban
Bull Durham y no aguantaban a nadie.
Cuando veías a un tío con
una bolsa de Bull Durham colgando, eso significaba «aléjate». La gente hablaba
de segundas y terceras hipotecas. Mi padre vino a casa una noche con un brazo
roto y los dos ojos morados. Mi madre tenía un trabajo en alguna parte que le
daba un poco de dinero. Y todos los chicos del vecindario teníamos un par de
pantalones para los domingos y otro par de pantalones para diario. Cuando los
zapatos se desgastaban, no había otros para reponerlos. En las tiendas se
vendían suelas y tacones por 15 o 20 centavos junto a la cola, y éstas se
pegaban en los zapatos desgastados. Los padres de Gene tenían un gallo y
algunas gallinas en el jardín de atrás, y si alguna gallina no ponía
suficientes huevos, se la comían”.
“Podía ver el camino que
se abría frente a mí. Yo era pobre e iba a continuar siéndolo. Pero tampoco
deseaba especialmente tener dinero. No sabía qué es lo que quería. Sí, lo
sabía. Deseaba algún lugar donde esconderme, algún sitio donde no tuviera que
hacer nada. El pensamiento de llegar a ser alguien no sólo no me atraía sino
que me enfermaba. Pensar en ser un abogado, concejal, ingeniero, cualquier cosa
por el estilo, me parecía imposible.
O casarme, tener hijos,
enjaularme en la estructura familiar. Ir a algún sitio para trabajar todos los
días y después volver. Era imposible. Hacer cosas normales como ir a comidas
campestres, fiestas de Navidad, el 4 de Julio, el Día del Trabajo, el Día de la
Madre... ¿acaso los hombres nacían para soportar esas cosas y luego morir?
Prefería ser un lavaplatos, volver a mi pequeña habitación y emborracharme
hasta dormirme”.
Comentario:
si ya la vida adulta de Bukowski fue una porquería, su infancia fueron las
semillas que engendraron toda esa desazón. La novela se centra en la vida del
protagonista, Henry Chinaski, entre los años 1920 y 1941. Sus problemas en el
colegio con sus compañeros y las palizas que le daba su padre. Los estudios de
bachillerato. Sus primeros contactos con el alcohol. El acné que le salió y que
lo desfiguró. Su inicio en la lectura en la Biblioteca pública: Upton Sinclair,
Sinclair Lewis, Josephine Lawrence, Tom Wolfe, D.H. Lawrence, Huxley, Sherwood
Anderson, Hemingway. G.B. Shaw, o los rusos Turguéniev y Gorki eran sus autores
favoritos.
Su modo de vida errático,
su filosofía de la vida: “los pobres normalmente permanecen en la pobreza”; y
su clarividencia: “Creo que la gente sólo piensa en las injusticias cuando les
suceden a ellos”, hacen de Bukowski un buen compañero de viaje. Nunca quiso ser
nada, siempre supo hacerse compañía, no se encontraba mal solo.
Comprendió temprano que
en esta vida que nos han montado no hay escapatoria. “Me recosté y me serví un
vaso de vino. Dejé abierta la puerta. La luz de la luna entró junto con los
sonidos de la ciudad: juke
boxes, automóviles, peleas, perros ladrando, radios... Estábamos todos
metidos en lo mismo. Todos apilados en un inmenso retrete lleno de mierda. No
había escapatoria. Íbamos a desaparecer con una cascada de agua cuando tiraran
de la cadena”.
BIBLIOGRAFÍA
Charles Bukowski, La senda del perdedor, Anagrama.
Barcelona, 2015 (19ª edición).
Juan Francisco León
Moreta, El sujeto marginal de la pobreza en
La senda del perdedor, Universidad Católica del Ecuador,
2009.
Mar Padilla, La interminable borrachera de
Bukowski: “Escribir es fácil; vivir es lo difícil”,
El País, 16/01/2025.
Ionela Scoarta, Lectura para inconformistas: Charles
Bukowski, “La senda del perdedor”, Atlas Cultural,
25/05/2013.
Creo que no he leído nada de este autor, aunque no sé si me voy a animar. No están los tiempos para estas lecturas. Me parece a mí.
ResponderEliminar