Libros para leer durante el confinamiento por el Covid-19. (3ª Parte)
Libros
para leer durante el confinamiento por el Covid-19. (3ª Parte)
Sigo trayéndoos más
lecturas porque la condena persiste. ¿Viviremos así para siempre? La situación
me recuerda un poco a lo que ocurre en el libro El Proceso de Franz Kafka. Estamos acusados de algo pero no sabemos
de qué. Sigo pensando en lecturas que tienen en común un escenario de
confinamiento, los efectos que produce la soledad y el hecho de encontrar un
amigo, una sociedad dictatorial donde las mujeres son utilizadas como
incubadoras, la pérdida del padre y la sensación que nos deja de profunda e
irremediable orfandad, o una lejana fortaleza que defender donde la amenaza es
un enemigo invisible, con muchas similitudes a lo que nos acecha estos días.
1) Robinson Crusoe (The life and
strange adventures of Robinson Crusoe, of York, mariner, 1719) de Daniel
Defoe. Robinson
Crusoe es un marino de York que, en una expedición a África en busca de esclavos
negros, naufraga y queda como único superviviente, logrando llegar a una isla que
en principio parece deshabitada.
Para sobrevivir, toma
todas aquellas armas y provisiones del barco que necesita a la espera de ser
rescatado. Cuando por fin empieza a adaptarse a la soledad descubre que una
tribu indígena caníbal visita la isla frecuentemente para realizar sus rituales
y festines. Crusoe inmediatamente considera a los indígenas como enemigos, y
ayuda a escapar a uno de sus prisioneros que estaba a punto de ser ejecutado.
Crusoe lo llamará “Viernes”, en honor a día de la semana en que se han conocido.
Forjan una sincera amistad, a pesar de que no coinciden ni en el idioma ni en las
costumbres.
De la lectura del libro
podemos extraer dos conclusiones: la primera es la importancia que tiene la
amistad para un ser humano, es una de las cosas esenciales de la vida. Ya nos dijo
Aristóteles en su Ética Nicomáquea que
“sin amigos nadie querría vivir” (1155a) porque “el amigo es otro yo” (1166a).
Y segundo que la inteligencia del hombre consiste en la capacidad de saber adaptarse
a una situación nueva. Estos dos axiomas podemos aplicarlos perfectamente a esta
“novedosa” experiencia que estamos viviendo con el Covid-19.
2) El Proceso (Der Prozess, 1925) de Franz Kafka. Novela inacabada de Franz Kafka, publicada de manera póstuma en 1925 por Max Brod (el “amigo infiel”), basándose en el manuscrito inconcluso. En el relato, Josef K. es arrestado una mañana por una razón que desconoce. Desde ese momento se adentra en una pesadilla para defenderse de algo que nunca se sabe qué es y con argumentos aún menos concretos, tan solo para encontrar, una y otra vez, que las más altas instancias a las que pretende apelar no son sino las más humildes y limitadas, creándose así un clima de inaccesibilidad a la 'justicia' y a la 'ley'.
Tal vez sea una de las
obras más famosas de Kafka en las que su fino olfato anticipa los
comportamientos de los estados totalitarios europeos (primero fascistas y
posteriormente comunistas). Un estado con tintes totalitarios te acusa de un
delito que ignoras o que no has cometido, utilizando todos los medios que tiene
a su alcance para destruirte como persona. Pongo el ejemplo del
caso de Sandro Rosell, en el que la magistrada Carmen Lamela
lo mantuvo dos años en prisión preventiva y posteriormente fue absuelto de los
cargos de blanqueo de dinero y asociación para delinquir que se le imputaban.
3) El desierto de los tártaros (Il deserto dei Tartari, 1940) de Dino Buzzati. La novela narra la vida adulta del teniente Giovanni Drogo, destinado a la Fortaleza Bastiani tras completar su formación militar. La Fortaleza se sitúa frente al desierto (legendariamente ocupado por los tártaros) en una "frontera muerta" con el Reino del Norte. A pesar de la soledad y el hastío que inicialmente siente Drogo, éste decide sacrificar su juventud y su vida permaneciendo en la Fortaleza a la espera de la gloria que una guerra con los tártaros le pudiera propiciar.
Sin darse cuenta, los
años y los meses pasan, y Drogo, ascendido a capitán, continúa tratando de
darle sentido a su vida, soñando con que algo importante suceda en la frontera.
Entre tanto sus antiguos amigos, que con toda seguridad lo han olvidado, viven
felices en la ciudad con sus mujeres e hijos. A Drogo, en cambio, tan sólo le
quedan sus compañeros militares de la Fortaleza.
Toda la vida nos hemos
estado preparando para algo que no sabemos que es y que no acaba de llegar
nunca. Siempre estamos “esperando a los bárbaros”. Pues bien ya los tenemos
aquí. Al menos han llegado los “tiempos bárbaros”. La única y gran batalla,
digna de tal nombre, a la que nos enfrentamos es la muerte. Ni siguiera el gran
Michel Montaigne, que estuvo toda su vida meditando sobre ella, pudo hacerla
digerible.
4)
Las ciudades invisibles (Le città invisibili, 1972) de Italo
Calvino. (Ilustración: Hendrick van Steenwijk el joven, Un hombre arrodillado delante de una mujer
en el patio de un palacio renacentista, 1610. Óleo sobre cobre. The National Gallery, Londres). La obra
se divide en nueve capítulos (I y IX) estructurados de una manera similar. Al
principio y fin de cada capítulo se produce un diálogo entre Marco Polo y el Kublai
Kan donde ambos exponen sus ideas e inquietudes con respecto a los viajes del
primero y la naturaleza de las ciudades que el último solo conoce por mediación
de relatos.
La relación de ciudades
es la siguiente: las ciudades continuas, las ciudades escondidas, las ciudades
sutiles, las ciudades y el cielo, las ciudades y el deseo, las ciudades y el
nombre, las ciudades y la memoria, las ciudades y los intercambios, las
ciudades y los muertos, la ciudades y los ojos, las ciudades y los signos. Cada
apartado está compuesto por cinco ciudades diferentes entremezcladas en los
capítulos.
Este libro laberíntico
de extraordinaria belleza, ensalzador de lo que tienen de hermoso todas las
ciudades, me lleva a preguntarme ¿Cómo será nuestra relación futura con las
ciudades que hemos amado? ¿Conservaran aquel encanto que nos sedujo? ¿O tal vez
se convertirán en algo aséptico y carente de aquella magia que nos cautivó?
5)
La invención de la soledad (The Invention of Solitude, 1982) de Paul
Auster. El libro está dividido en dos partes. Retrato de un hombre invisible. Esta
primera parte es una meditación sobre la naturaleza de la ausencia en relación
con el padre de Auster, Samuel Auster, recientemente fallecido. Reconstruye la
vida de su padre a partir de los artefactos y utensilios que ha dejado atrás,
usando su juicio sobre las carencias del muerto como padre para justificar su
propia vida (la de Paul Auster) y la relación con su propio hijo.
La segunda El libro de la memoria, se presenta como
un ensayo más crítico sobre muchos de los temas que encontramos habitualmente
en sus obras: el orden de los acontecimientos, el absurdo, el azar, así como el
tema general de la relación entre padre e hijo. Es menos autobiográfico debido
a la caracterización de Auster como "A", es su relato personal de
conceptos y sentimientos, pero aun así contiene referencias a su vida.
Durante este
confinamiento algunos de mis amigos han perdido a sus padres por el Covid-19.
Otros simplemente por el paso inevitable del tiempo, de viejo también se muere.
En mi caso he perdido a mi tío Juan
Pacheco Ruiz (1922-2020). Llegar a los 97 años ha sido toda
una proeza que no está al alcance de cualquiera. Aunque mis padres siguen vivos
la pandemia me ha impuesto su alejamiento y esa falta de cercanía me produce algo
de tristeza ya que no deja de ser una pequeña pérdida. Este tiempo
desaprovechado a estas edades, y a cualquier otra, ya no se recuperará.
6)
El cuento de la criada (The Handmaid's Tale, 1985) de Margaret
Atwood. Tras realizar un golpe militar asesinando al
presidente y atribuyendo dichos ataques al terrorismo islámico, unos políticos
teócratas llegan al poder en los Estados Unidos, que pasa a denominarse
República de Gilead. Con la excusa de defenderse contra actos violentos,
aumentan su autoritarismo, disminuyendo las libertades y los derechos sociales.
Suprimen la libertad de prensa y los derechos de las mujeres, a quienes dividen
en castas, promoviendo el miedo y la delación entre ellas. La
"criada" es una mujer que se considera un objeto, cuyo valor está en
sus ovarios, siendo un receptáculo necesario para alcanzar el nivel deseado de
nuevos nacimientos.
Desde entonces, a las
mujeres, les está prohibido tener cualquier tipo de relación social, como: salir
del hogar al que ha sido asignada (a menos que sea para comprar suministros u
obedecer mandatos). Hablar, leer o poseer algún tipo de comunicación que no sea
con sus amos. Realizar actividades Intelectuales. Tener poder de decisión en
cualquier campo, incluyendo su alimentación o su sexualidad.
Un patriarcado
totalitario donde el cuerpo es la prisión. La opresión actual es más sutil y
difícil de ver. Ya no solo se produce por ser hombre o mujer, rico o pobre
(aunque si eres rico, tus contactos y tu enorme casa, te permiten algo más de
soltura), sino también por tener buena o mala salud. Aunque como dice John
Steinbeck en La uvas de la ira
(1939): “Es un país libre. Bueno, intente comprar la libertad. Por aquí decimos
que un tipo tiene tanta libertad como su dinero le permite comprar” (Cap. XII).
Nuevas
ideas sobre el confinamiento:
Sigo fijándome en los
efectos perniciosos del teletrabajo y he encontrado tres
muy interesantes. El primero es el “presencialismo”, por miedo a perder el
trabajo se está siempre conectado y dispuesto a responder al Jefe. Este no es
el teletrabajo que pretendía conciliar la vida laboral y la personal. Muchos de
nosotros tenemos el correo de trabajo instalado en el móvil, lo que hace que
estemos pendientes de él a cualquier hora del día o de la noche. Solución
práctica desinstalarlo. El segundo es que los conflictos que antes ocurrían en
el espacio físico del trabajo y allí se quedaban, ahora han conseguido penetrar
en nuestro hogar, antiguo “Sancta Sanctórum” de paz y tranquilidad. Y por
último las largas
horas ante minúsculos ordenadores portátiles agravan los problemas musculares y
de espalda que se puedan padecer.
Otra de las
consecuencias que tiene este virus “Covid-19” es que buena parte de los
recursos que la ciencia dedica a investigación, se están dedicando a estudiarlo
dejando de lado otras epidemias que causan más estragos en la humanidad:
malaria, dengue, sarampión, tuberculosis, sida, etc. Se calcula que este
año morirán en el mundo 1,5 millones de personas por la tuberculosis
(10/05/2020), enfermedad prácticamente erradicada y controlada en Occidente.
Una de las causas, sin duda son múltiples, de este furor investigador sobre el
Covid-19 es que afecta principalmente a países ricos donde la vida humana tiene
mucho más valor, lamentablemente, que las del tercer mundo. Según los últimos
datos del Banco
Mundial (19/05/2020) la crisis del coronavirus empujará a 60
millones de personas a la pobreza extrema.
Sigo argumentado como
en los artículos anteriores que esta pandemia, si se compara con otras que ha sufrido
la humanidad no muy lejana, no posee la misma gravedad (infograma). Afortunadamente tampoco matará a tantas personas ¿Por qué
se publicita entonces tanto? ¿Por qué nos asustan? Porque a alguien le interesa
implantar de forma rápida y contundente los nuevos modelos que estamos viendo
en las relaciones sociales, de trabajo y de gobernanza.
¿Por
qué mueren tantos ancianos en las residencias?
Contesta Noam Chomsky: “Porque las residencias se privatizaron durante la plaga
neoliberal y quedaron en manos de fondos de inversión. Y esos hicieron lo que
suelen, recortar por lo sano: servicios, personal, material, higiene, etc. Pasa
cualquier cosa y todo se desploma”. Algunas de ellas son de titularidad pública
pero de gestión privada. Madrid y Barcelona encabezan este modelo y ya hemos
visto con qué resultados. El
60% de los fallecidos por coronavirus en España eran internos de residencias.
Y mientras tanto, “a río revuelto ganancia de pescadores”, el gobierno de la
Generalitat de Catalunya de Quim Torra publica subrepticiamente en el DOGC el
aumento del impuesto de sucesiones. Jugada maestra, primero
dejan morir a los abuelos en las residencias y luego les quitan el dinero.
David
Spiegelhalter, estadístico y profesor de análisis del
riesgo en la Universidad de Cambridge, dijo en la BBC que hablar de “proteger a
los niños”, cuyo riesgo de morir del virus es “lo más diminuto imaginable”, era
caer en “el engaño”; que el riesgo de muerte por el virus para una persona de
menos de 25 era muy inferior al riesgo de muerte accidental en circunstancias
normales. Libertad a los jóvenes como
dice John Carlin en su artículo de La Vanguardia (17/05/2020).
Estos últimos días han
publicado dos nuevas noticias muy curiosas sobre el uso de la tecnología para
controlarnos mejor. La primera en
Singapur donde los robots vigilarán los parques públicos
para que se mantengan las distancias (11/05/2020). Y una segunda en
Valladolid donde la policía utilizará a los “drones” voladores
para vigilar los movimientos de la gente y que así se respeten los horarios de
salidas (13/05/2020). Las peores pesadillas de la ciencia-ficción han llegado para
quedarse.
En estas
circunstancias, los tiranos, los aspirantes a tiranos, a dictadores, a hombres
fuertes hacen su agosto. Porque el miedo es el instrumento político más
mortífero. En nombre del “bien” se han cometido las mayores barbaridades. El
filósofo coreano Byung-Chul
Han
nos avisa que con la pandemia “nos dirigimos hacia un régimen de vigilancia
biopolítica permanente contra los ciudadanos” y que “Occidente se verá obligado
a abandonar sus principios liberarles”. Esperamos y deseamos que no sea así. Pienso, como Shlomo
Ben Ami, que las democracias pueden tal vez reaccionar
tarde a los desafíos pero que una vez puestas en funcionamiento responden mejor
que las dictaduras. Casos como Nueva Zelanda, Alemania, Noruega, Dinamarca y
Finlandia así lo demuestran.
Después del monstruoso pogromo
nazi mucha gente corriente, e incluso algunos intelectuales, se preguntaron:
¿Cómo fue posible que los judíos se dejaran llevar al exterminio sin oponer
resistencia? La gran estudiosa del totalitarismo, Hannah Arendt en su
investigación Eichmann y el holocausto
(1964) y el escritor alemán Victor Klemperer
en sus Diarios (1933-1941) lo
explican muy bien. Fueron los pequeños cambios, prácticamente imperceptibles al
inicio, los que poco a poco quitaron las libertades a los alemanes de
ascendencia judía.
Pongo algunos ejemplos:
hoy los judíos no podrán ser titulares de una empresa si no es con un socio
alemán ario (pero pueden seguir siendo titulares de su empresa, pensaban); hoy
los judíos no podrán ir a la universidad con los alemanes arios (pero podrán
asistir a universidades judías, pensaban); hoy los judíos no podrán ir por la
acera si se encuentran un alemán (pero nos queda el bordillo y la calle,
pensaban); también se prohibieron los matrimonios mixtos entre judíos y arios; hoy
los judíos tendrán la obligación de llevar una estrella amarilla en la chaqueta
(¡Vaya tontería!, pensaban), etc.
Todos estos pequeños y
grandes cambios fueron anotados minuciosamente por Klemperer (A quien salvó de
los campos de exterminio su matrimonio con una aria) en sus Diarios, durante varios años. Cuando
quisieron reaccionar ya era demasiado tarde, se lo habían quitado todo y
estaban demasiado debilitados para poder resistirse. Las libertades se pierden
poco a poco, haciendo pequeñas concesiones, casi imperceptibles al principio,
mucho mayores después cuando ya no hay posibilidad de vuelta atrás.
Otro efecto que produce
este confinamiento es la soledad: “La soledad es el factor que más afecta a la
felicidad de los individuos y de la sociedad” nos dice Alejandro
Cencerrado físico y analista de datos en una colaboración con
El País-BBVA. Formamos sociedades porque nos interesa a los humanos para
sobrevivir. En una sociedad la solidaridad es necesaria. Como dice Fernando Savater
“La solidaridad es una forma de egoísmo inteligente”. Rompamos esta soledad
impuesta y ocupemos, pacíficamente y bien protegidos con mascarillas, calles y
plazas.
En el artículo anterior
dije que este confinamiento tenía visos de ser eterno y así lo parece puesto
que yo sigo escribiendo y vosotros leyéndome. ¿Y sí el Gobierno dijera que
hemos de continuar así un año? ¿O hasta que el virus desaparezca del todo? Ellos
dicen no tener un plan B y que solo aplicarán el confinamiento para bajar los
contagios y las muertes, ¿Qué tipo de gobernantes o estrategas son estos que si
falla el plan A no tienen ninguna otra alternativa? Yo sí que tengo un plan A,
B y C para “intentar” escapar a su ineptitud y a sus formas de opresión
totalitarias.
Afortunadamente ya empiezan
a salir voces
discordantes con la forma de actuar del Gobierno
(14/05/2020), contra la suspensión de derechos fundamentales: “El gobierno usa
la paralización del país para fines distintos de salvar a la población del
virus”. Este abuso en el ejercicio del poder anulando prácticamente los
derechos de reunión y manifestación ha llevado a un
grupo de juristas a firmar un manifiesto alertando de este
retroceso. Se han puesto más
de un millón de multas en España en los 66 días que
llevamos de confinamiento. Amnistía Internacional también ha denunciado que la Ley mordaza otorga “una gran discrecionalidad” a los policías “a la hora de
interpretar qué conducta podía constituir una infracción”.
Me viene a la memoria
la frase de Étienne de la Boétie, el caro amigo de Michel de Montaigne, de su
obra Discurso sobre la servidumbre
voluntaria (1572): “Dejad de servir y seréis libres”. El famoso relato
kafkiano, Ante la ley incluido al
final de El Proceso, es la 'pesadilla
kafkiana' por excelencia. En él un hombre llegado de lejos pretende cruzar la
puerta de la Ley, pero un Guardián se lo impide durante años. Al final, cuando
el hombre agoniza, el guardián le dice: "Ninguna otra persona podía haber
recibido permiso para entrar por esta puerta, pues esta entrada estaba
reservada sólo para ti. Ahora me voy y cierro la puerta". Así que apliquémonos
la “moraleja” de la fábula: atrevámonos a abrir esa puerta que solamente está
reservada para nosotros, atrevámonos a ser libres.
Las personas libres nunca se preguntan qué va a pasar (nadie puede predecir el futuro salvo Bill Gates) sino qué vamos a hacer. Desde el ejercicio del ingenio, la imaginación y la no violencia digo que la libertad está en nuestras manos. No esperemos a que su “graciosa majestad” de turno nos la conceda. Somos adultos y no deberíamos dejar que nos traten como a menores de edad.
Protegiendo a los más débiles pero asumiendo las decisiones y las consecuencias de mis actos, he decidido la fecha en que dejaré el confinamiento, cuando seré libre. No debo ni quiero dejar mi vida en manos de estos mentecatos. La verdadera grandeza de una vida consiste simplemente en llegar a ser dueño de uno mismo.
BIBLIOGRAFÍA
Margaret Atwood, El cuento de la criada, Bruguera,
Barcelona, 2008.
Paul Auster, La invención de la soledad, Anagrama,
Barcelona, 2006.
Étienne de la Boétie, Discurso de la servidumbre voluntaria, Tecnos,
Madrid, 1986.
Dino Buzzati, El desierto de los tártaros, Alianza
Editorial, Madrid, 2009.
Italo Calvino, Les ciutats invisibles, Empúries,
Barcelona, Barcelona, 1985.
John Carlin, Liberad a los jóvenes,
La Vanguardia, 17/05/2020.
Adela Cortina, Los desafíos del coronavirus,
El País, 16/05/2020.
Daniel Defoe, Robinson Crusoe, Penguin clásicos,
Madrid, 2015.
Franz Kafka, El Proceso, Cátedra, Madrid, 1994.
Marta Peirano, Noam Chomsky: “Si no conseguimos un
Green New Deal, sucederá una desgracia”, El País,
17/05/2020.
Juan Carlos Pérez
Salazar, Imagina el mundo: Entrevista con
Fernando Savater: "La solidaridad no es un gesto altruista, es una
necesidad". BBC News, 12/05/2020.
César Rendueles, Byung-Chul Han: “El coronavirus ha
acabado con los rituales. Ni siquiera está permitido darse la mano”,
El País, 16/05/2020.
Carmen Sigüenza i Esther Rebollo, Byung-Chul Han: ‘El pànic pel virus és exagerat’, Vilaweb, 19/05/2020.
Qué buenas recomendaciones Tomás! No he leído ninguno de los libros que mencionas... (pero me consuela pensar que los conozco).
ResponderEliminarGracias por compartir tus opiniones y pensamientos. Comparto algunas cosas y otras quizás no tanto, pero ya lo hablaremos como se debe: tomando un café tranquilamente.
Un abrazo!
Maite
Molt bé Tomàs!
ResponderEliminarIncansable, com sempre.
Aquest virus acaba amb la gent tant física com mentalment.
Em va agradar la pel·lícula el médico, no tinc la paciència de llegir el best seller, i sort que apareix en Ben Kingsley, és una barreja simbad, the flim-flam man i Lawrence d'Aràbia.
Ara que comença el desconfinament se m'acut la mítica frase de Luís Moya, "trata de arrancarlo..." referint-se al sistema productiu del país.
o be aquesta peli que em va agradar, "flatliners", que em sembla adient al que s'ha fet amb el teixit productiu del país, deixar-lo en coma per a despertar-lo tot seguit,
i pot passar el mateix que a la pel·lícula del 1990 de la qual, ara mateix acabo de veure que hi ha un remake del 2017 amb un repartiment que potser seran estrelles però ja no ho veuré.
Records
Jordi
PD: the flim-flam man és una pel·lícula rara que vaig veure per les amèriques i em va agradar molt, que a l'estil del emperador del Norte, retrata molt bé la gran depressió dels anys 1930, i que molts pronostiquen que tornarà, en versió 2.0, i 4G, això si.
https://en.wikipedia.org/wiki/The_Flim-Flam_Man
https://en.wikipedia.org/wiki/Emperor_of_the_North_Pole
Tomàs, fa un estona que he estat llegint les teves noves idees en referència al confinament i m'han encantat, m'hi trobo totalment d'acord en tots i cadascun dels paràgrafs.
ResponderEliminarEn el primer, on esmentes l'efecte perniciós del teletreball, malauradament no puc parlar per la meva experiència, tant de bó, voldria dir que sóc molt més jove, però si que he vist reflectides vàries ex-companyes, algunes de les quals es troben afectades d'estrès, contínuament tenen contratemps ja que no disposen dels ordinadors adequats, la qual cosa no facilita la lleugeresa de treballar. També he de dir que també hi ha l'altra vessant en menor nombre, les que es troben encantades de poder treballar des de casa i NO pateixen cap de les contrarietats que has comentat (he d'aclarir que aquestes es poden comptar amb els dits d'una mà, si més no, les que jo conec).
Molt encertats l'elecció dels llibres q ens has aconsellat per aquesta tercera part del confinament.
Gràcies, noi, una abraçada.
Odile
Hola Tomàs, he llegit amb atenció els comentaris del teu bloc (com sempre). Deixant apart els polítics, no entraré en aquest tema perquè són un desastre tots plegats.
ResponderEliminarPerò en general, és parla molt dels efectes del confinament a les persones. Jo crec (No sóc l'única), que una pandèmia no es pot tractar de cap més manera que confinant. O això o es paga un preu molt més elevat de morts. Personalment prefereixo un confinament amb comoditats a casa, sense passar gana, ni fred ni calor, saben que la gent que conec estan bé.
La por? No sento bombes que cauen a prop, gent que ha de fugir amb el que porten a sobre, afusellaments massius, pèrdua de gent estimada.. això per mi és la por. Pregunteu als que teniu encara pares i van viure la guerra civil . El Castilla del Pino ho descriu molt bé a les seves Memòries. Concretament al primer volum Pretérito Imperfecto (1997)
La Llibertat? Tornarem a tenir la mateixa. O és que abans us sentiu molt lliures? Perquè tampoc ho érem... La Llibertat és una utopia, tal com va dir Tomas Moro en el seu llibre del mateix nom. Nosaltres ens creiem lliures , però no ho hem sigut mai.
En fi, ja os he fotut el rotllo. Però és la meva opinió.
Molt encertat els llibres. Estic per començar El conte de la serventa de la Margaret Atwood.
Montse J.